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"DA UN POCO DE ANGUSTIA PERO TODO TIENE QUE TERMINAR ALGUNA VEZ: HAY QUE CERRAR LOS CICLOS"


Desde la inauguración de su emblemático edificio de calle Balcarce a fines de 1993, Halloween Disco atravesó muchos momentos de gran esplendor y también algunas temporadas de inactividad: la más reciente comenzó hace ya algún tiempo y parece que esta vez será definitiva, ya que incluye el derrumbe de su estructura tan característica.
"Da un poco de angustia pero bueno: todo tiene que terminar alguna vez, hay que cerrar los ciclos", expresó el propietario, Alejandro Schumacher, entrevistado el viernes por Delco Noticias.

Según dijo, la decisión no tiene nada que ver con la cuarentena derivada de la pandemia de Covid-19; había sido adoptada desde hace algún tiempo y terminó difundiéndose la semana pasada a través de un texto elaborando por Alejandro junto a su hijo mayor, Nicolás. 


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Desde ese momento, muchos villaguayenses compartieron la noticia en las redes sociales y relataron numerosas anécdotas sucedidas en Halloween, mientras que el propietario fue entrevistado por radios de Buenos Aires, Concordia y otras ciudades, y recibió incluso el llamado de uno de los músicos de Los Fabulosos Cadillacs, que se acordaba de la fecha exacta en que la banda estuvo en el boliche en 1994. Dijo que no podía creer que el local estuviera cerrando sus puertas y cuando Alejandro le preguntó cómo se acordaba de este lugar en particular, contestó que hay muy pocos sitios como éste en las ciudades pequeñas del interior. Se refería seguramente al hecho de que Halloween no era (no es) un inmueble reciclado, como los de muchos otros locales bailables, sino un edificio con características propias, especialmente diseñado para su fin. 

"Me llamó la atención tanta repercusión. Lástima que no la tuvo antes. Pero bueno: es así", acotó Alejandro con una sonrisa. 




Halloween fue inaugurado el 18 de agosto de 1990, hace 30 años, pero no en el emplazamiento actual sino a dos cuadras al sur, sobre calle Saavedra. Luego, a fines de 1993 se trasladó el edificio que ahora está en fase de demolición. 

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Alejandro recordó que "este sueño empezó a concretarse junto a un amigo que ya no está: Guillermo Sinde"; luego se interrumpió durante cuatro años, para luego volver a activarse con la ayuda de "dos amigos más: Sergio y Cristian Roberto", hasta este presente de cierre definitivo.

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