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Emilio y Mario Secchi en una de las largadas en plaza 25 de Mayo. |
Sin dudas, Mario Secchi ha sido el mejor y más constante representante villaguayense en el rally. Aunque sus comienzos fueron en el TC Pista Entrerriano y luego se subió a un TC 850, el destino le tenía reservada la posibilidad de correr autos de rally, que fue la especialidad del automovilismo deportivo que lo marcó para toda la vida, generando en las distintas competencias en las cuales participó numerosas muestras de cariño por parte del público de nuestra ciudad. EL PUEBLO lo entrevistó de esta manera.
- ¿A qué edad te empezaron a interesar los autos de carrera?
- El automovilismo me gustó de toda la vida: pasé muchos años de mi infancia soñando con correr un auto. Siempre cuento historias de cuando iba a ver carreras al viejo “Bernardo Molero”. La hermosa sensación de pasar por al lado de un piloto, poder tocarlo y ver el auto de cerca era algo inmenso para mí. Y a medida que pasaban los años se iba haciendo imposible la idea de subirme alguna vez a un auto, debido al factor económico y a un montón de otras circunstancias. Hasta que de repente, como muchas cosas que suceden en la vida, se dio la oportunidad de subirme como acompañante de Martín Hoet en el TC Pista Entrerriano, allá por 2003. Y al año siguiente arranqué corriendo en esa categoría.
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- ¿Cómo se dio el proceso para poder por fin cumplir tu sueño de correr?
- Compramos ese auto junto a Mariano Gurne y debuté en La Clarita, en aquella carrera donde se produjo el recordado accidente de Martín Fuentes. Lo curioso fue que hasta unos días antes de esa competencia no se sabía quién iba a ser el piloto. Entonces, Mariano me propuso ir a girar a La Clarita y el que hiciera los mejores tiempos iba a ser el que quedara como conductor oficial. Por supuesto que no dormí en toda la noche (risas) pensando en que tenía que ser mejor que él para que se pudiera cumplir el sueño. Fue una noche muy especial porque estaba a punto de vivir algo que siempre había deseado pero nunca había podido cumplir, porque ni siquiera había tenido la experiencia de correr un karting. Por suerte estuve inspirado y pude aprovechar esa hermosa oportunidad, fui mejor que Mariano en los registros y de esa manera empezó mi trayectoria como piloto.
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- ¿Pagaste muy caro el hecho de no haber realizado la escuela de correr en karting?
- Creo que eso depende de lo que uno pretenda del automovilismo. Nosotros siempre lo tomamos como un deporte para generar diversión y si bien uno siempre quiere andar lo más adelante posible, nunca fuimos a buscar grandes resultados ni mayores proyecciones. Al auto de carreras lo hicimos con toda la seriedad que ameritaba porque sabíamos que representábamos a nuestra ciudad, pero el hecho de terminar adelante o atrás era lo mismo en cuanto a lo anímico porque la idea era compartir momentos con el grupo, aunque siempre se trabajaba para mejorar. En primer término fue el TC Pista Entrerriano, después corrí algunas carreras de Fiat 600 y luego lo hice durante dos años con un equipo de Concordia en el rally. Si uno quiere correr a nivel nacional, la escuela indiscutida es el karting, sin embargo hay otros casos que nos demuestran lo contrario y por nombrar uno, el “Gurí” Martínez durante su infancia, jamás en la vida se subió a un karting y es una de las leyendas del automovilismo argentino. Nunca fui un piloto técnico como hemos tenido muchos en Villaguay, que es lo que los circuitos asfaltados requieren. Siempre tuve los mejores resultados en tierra, ya que te permite ir de costado y siendo no tan exquisito, ahí se emparejan las condiciones.
- ¿Qué sacaste en limpio de la experiencia en el TC Pista Entrerriano y cómo se dio tu llegada al TC 850?
- Las conclusiones sobre el TC Pista Entrerriano fueron principalmente que la velocidad se compra con plata, está muy claro. Después, los pilotos pueden ser mejores o peores pero considero que con los medios económicos, la gran mayoría de los que están corriendo tienen la posibilidad de estar en la punta y pelear campeonatos. Con relación al Fiat 600, yo había dejado de correr un tiempo y Federico Miranda me propuso que le corra el auto. La primera carrera fue en Paraná, en aquel momento había un parque tremendo de casi 40 autos. Clasificamos en el 7° lugar, lo cual significó una gran alegría dentro del equipo. Pero en la serie, nos “atendieron” de todos lados (risas). A causa de los toques me quedó un guardabarros rozando una goma, la cual posteriormente se pinchó. En la final largamos 20°, veníamos avanzando bien y se me rompió la caja en la 10° vuelta. Después volqué en la curva dos, porque venía muy fuerte y no pude frenar. Se rompió bastante el auto y lo que para mí fue una tragedia para el equipo significó una alegría, debido al protagonismo que habíamos tenido. La fecha siguiente fuimos a Concordia pero allí no anduvo el motor, esas fueron las dos participaciones que tuve en el TC 850. Es muy linda la sensación de ir adentro de un fitito, porque parece que vas a 300 km por hora (risas).
- Creo que eso depende de lo que uno pretenda del automovilismo. Nosotros siempre lo tomamos como un deporte para generar diversión y si bien uno siempre quiere andar lo más adelante posible, nunca fuimos a buscar grandes resultados ni mayores proyecciones. Al auto de carreras lo hicimos con toda la seriedad que ameritaba porque sabíamos que representábamos a nuestra ciudad, pero el hecho de terminar adelante o atrás era lo mismo en cuanto a lo anímico porque la idea era compartir momentos con el grupo, aunque siempre se trabajaba para mejorar. En primer término fue el TC Pista Entrerriano, después corrí algunas carreras de Fiat 600 y luego lo hice durante dos años con un equipo de Concordia en el rally. Si uno quiere correr a nivel nacional, la escuela indiscutida es el karting, sin embargo hay otros casos que nos demuestran lo contrario y por nombrar uno, el “Gurí” Martínez durante su infancia, jamás en la vida se subió a un karting y es una de las leyendas del automovilismo argentino. Nunca fui un piloto técnico como hemos tenido muchos en Villaguay, que es lo que los circuitos asfaltados requieren. Siempre tuve los mejores resultados en tierra, ya que te permite ir de costado y siendo no tan exquisito, ahí se emparejan las condiciones.
- ¿Qué sacaste en limpio de la experiencia en el TC Pista Entrerriano y cómo se dio tu llegada al TC 850?
- Las conclusiones sobre el TC Pista Entrerriano fueron principalmente que la velocidad se compra con plata, está muy claro. Después, los pilotos pueden ser mejores o peores pero considero que con los medios económicos, la gran mayoría de los que están corriendo tienen la posibilidad de estar en la punta y pelear campeonatos. Con relación al Fiat 600, yo había dejado de correr un tiempo y Federico Miranda me propuso que le corra el auto. La primera carrera fue en Paraná, en aquel momento había un parque tremendo de casi 40 autos. Clasificamos en el 7° lugar, lo cual significó una gran alegría dentro del equipo. Pero en la serie, nos “atendieron” de todos lados (risas). A causa de los toques me quedó un guardabarros rozando una goma, la cual posteriormente se pinchó. En la final largamos 20°, veníamos avanzando bien y se me rompió la caja en la 10° vuelta. Después volqué en la curva dos, porque venía muy fuerte y no pude frenar. Se rompió bastante el auto y lo que para mí fue una tragedia para el equipo significó una alegría, debido al protagonismo que habíamos tenido. La fecha siguiente fuimos a Concordia pero allí no anduvo el motor, esas fueron las dos participaciones que tuve en el TC 850. Es muy linda la sensación de ir adentro de un fitito, porque parece que vas a 300 km por hora (risas).
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- ¿Cómo surgió la posibilidad de correr rally?
- Se organizaba la primera carrera de rally en Villaguay y Alejandro Duré me preguntó si me animaba a correr. Acepté con la idea de participar y de que nuestra ciudad tenga un auto presente. Y corrimos junto a Alejandro como navegante en la categoría N1, anduvimos muy bien y tuvimos la suerte de ganar en el debut. Al año siguiente se volvió a correr acá, pero “Ale” no me pudo acompañar, entonces nos organizamos con mi hermano Emilio. Hablé con “Tito” Prina, quien es un gran amigo, una de las leyendas del Rally Entrerriano y me mandó con “Pelusa” Payró de Concordia, que tenía un auto para alquilar. Corrimos en la N3, la categoría de mayor crecimiento de la especialidad, donde había 30 y pico de autos, con pilotos de renombre como Nadia Cutro y Martín Libralatto. Nos fue muy bien, terminamos en el 4° puesto, quedando a muy pocos segundos de subirnos al podio. Se generó un boom luego del super prime disputado en el balneario, se acercaron Adrián Fuertes, la gente del Auto Club Villaguay y Héctor Charchir, quienes fueron los que me dieron el empujón haciéndome la propuesta de continuar representando a Villaguay en todas las carreras de la provincia y en Corrientes, ya que se corría en Monte Caseros y Goya. Ahí arrancamos una temporada completa con el rally. La experiencia fue fantástica y aprendí mucho de grandes pilotos con quienes terminamos siendo amigos hasta el día de hoy, con las limitaciones lógicas que se tienen cuando uno alquila un auto. Siempre con los objetivos claros, traté de inculcarle al equipo, en especial a mi hermano que me acompañó en la mayoría de las carreras (siendo partícipe de los mejores resultados que obtuvimos) tratando de ir lo más rápido posible pero siempre dentro de los límites, porque cuando uno los supera en el rally vienen los golpes. Y los resultados fueron excelentes porque quedamos cerca de subirnos al podio en el 50% de las carreras.
- La afición villaguayense te dado muestras de su cariño en reiteradas ocasiones.
- No tengo más que palabras de agradecimiento para la gente de Villaguay por la cantidad de muestras de cariño y apoyo que nos han brindado. Por ejemplo, en la anteúltima carrera que se disputó acá, en la rampa de largada en la plaza 25 de Mayo, lo de la gente fue impresionante. También nos llamó mucho la atención el anteaño pasado, cuando entramos al hipódromo para participar del super prime, se pararon las 2000 personas que había para aplaudirnos y gritar. Al momento de ir a la grilla de partida me tuve que secar las lágrimas porque no podía ver de la emoción, fue algo increíble. Eso a uno le mete una presión inmensa porque le genera la obligación de devolver todo ese cariño. Se corría mano a mano y encima nos tocó enfrentar al que venía en el 1° puesto de la carrera, pero tuvimos suerte y nos fue muy bien porque ganamos el tramo. Cuando terminamos, la gente no nos dejó salir del hipódromo, se pararon adelante del auto a sacarse fotos. Vino Claudio Tofay y como director de la prueba nos autorizó a bajarnos del auto para saludar a la gente. Después me felicitó y me dijo: “Mario nunca vi algo así, el reglamento no permite hacerte bajar del auto pero no podía darle la espalda a un festejo como este”.
- Se organizaba la primera carrera de rally en Villaguay y Alejandro Duré me preguntó si me animaba a correr. Acepté con la idea de participar y de que nuestra ciudad tenga un auto presente. Y corrimos junto a Alejandro como navegante en la categoría N1, anduvimos muy bien y tuvimos la suerte de ganar en el debut. Al año siguiente se volvió a correr acá, pero “Ale” no me pudo acompañar, entonces nos organizamos con mi hermano Emilio. Hablé con “Tito” Prina, quien es un gran amigo, una de las leyendas del Rally Entrerriano y me mandó con “Pelusa” Payró de Concordia, que tenía un auto para alquilar. Corrimos en la N3, la categoría de mayor crecimiento de la especialidad, donde había 30 y pico de autos, con pilotos de renombre como Nadia Cutro y Martín Libralatto. Nos fue muy bien, terminamos en el 4° puesto, quedando a muy pocos segundos de subirnos al podio. Se generó un boom luego del super prime disputado en el balneario, se acercaron Adrián Fuertes, la gente del Auto Club Villaguay y Héctor Charchir, quienes fueron los que me dieron el empujón haciéndome la propuesta de continuar representando a Villaguay en todas las carreras de la provincia y en Corrientes, ya que se corría en Monte Caseros y Goya. Ahí arrancamos una temporada completa con el rally. La experiencia fue fantástica y aprendí mucho de grandes pilotos con quienes terminamos siendo amigos hasta el día de hoy, con las limitaciones lógicas que se tienen cuando uno alquila un auto. Siempre con los objetivos claros, traté de inculcarle al equipo, en especial a mi hermano que me acompañó en la mayoría de las carreras (siendo partícipe de los mejores resultados que obtuvimos) tratando de ir lo más rápido posible pero siempre dentro de los límites, porque cuando uno los supera en el rally vienen los golpes. Y los resultados fueron excelentes porque quedamos cerca de subirnos al podio en el 50% de las carreras.
- La afición villaguayense te dado muestras de su cariño en reiteradas ocasiones.
- No tengo más que palabras de agradecimiento para la gente de Villaguay por la cantidad de muestras de cariño y apoyo que nos han brindado. Por ejemplo, en la anteúltima carrera que se disputó acá, en la rampa de largada en la plaza 25 de Mayo, lo de la gente fue impresionante. También nos llamó mucho la atención el anteaño pasado, cuando entramos al hipódromo para participar del super prime, se pararon las 2000 personas que había para aplaudirnos y gritar. Al momento de ir a la grilla de partida me tuve que secar las lágrimas porque no podía ver de la emoción, fue algo increíble. Eso a uno le mete una presión inmensa porque le genera la obligación de devolver todo ese cariño. Se corría mano a mano y encima nos tocó enfrentar al que venía en el 1° puesto de la carrera, pero tuvimos suerte y nos fue muy bien porque ganamos el tramo. Cuando terminamos, la gente no nos dejó salir del hipódromo, se pararon adelante del auto a sacarse fotos. Vino Claudio Tofay y como director de la prueba nos autorizó a bajarnos del auto para saludar a la gente. Después me felicitó y me dijo: “Mario nunca vi algo así, el reglamento no permite hacerte bajar del auto pero no podía darle la espalda a un festejo como este”.