
Luis Rodolfo Piccoli tuvo una destacada trayectoria en el fútbol de AFA. Realizó todas las divisiones inferiores en Ferrocarril Oeste hasta llegar a la primera división. Integró la Selección Argentina Juvenil que disputó el Mundial en Escocia en 1989 y entrenó durante dos años en Ezeiza con la Selección Mayor campeona del mundo en el 86 y subcampeona en el 90. Durante esa etapa tuvo el privilegio de marcar a Caniggia y Maradona. Luis tuvo un prologado paso por el fútbol de Venezuela y retornó a nuestro país donde integró varios equipos hasta su retiro. Diario EL PUEBLO presenta hoy la 1° parte de su entrevista.
- ¿Adónde naciste, cómo se conformaba tu familia y a qué se dedicaban tus padres?
- Nací en Morón (Bs As) y viví toda la vida en Ituzaingó, un partido que está pegado a Morón. Mi papá era fabricante de ropa y mi mamá tenía una panadería. Tengo dos hermanas, Mariela y Anabella. Mi papá jugó en Sacachispas y otros equipos chicos de Buenos Aires, decían que era un buen jugador pero yo no tuve la fortuna de verlo.
- ¿Cómo se fue construyendo tu carrera de futbolista desde pequeño?
- ¿Cómo se fue construyendo tu carrera de futbolista desde pequeño?
- En Buenos Aires hay muchas sociedades de fomento, las que en realidad son clubes de barrio que practican baby fútbol. Un día, cuando yo tenía 12 años, nos llevaron a las categorías 71´ y 72´ a probar en Ferro y luego de los partidos amistosos quedamos solamente tres chicos. A partir de ahí empecé a entrenar a Ferro, en primer término en prenovena entrenábamos 2 veces por semana pero luego en novena ya empezamos a practicar todos los días y los sábados jugábamos. Tenía que pedir autorización en los talleres de la escuela industrial, que eran a la tarde y se superponían con las prácticas. En Buenos Aires todo es muy sacrificado por las distancias, ya que para ir a entrenar tenía un viaje de una hora y media de ida y lo mismo de vuelta. Siempre fui muy profesional con respecto a los entrenamientos, porque yo era consciente de mis limitaciones. No era un jugador distinto o habilidoso, entonces sabía perfectamente que si no estaba bien físicamente no podía jugar y la carrera que tuve en primera división se debe a esa línea de pensamiento. De los chicos de categoría 72´ fui el único que hice las inferiores completas en Ferro. En 1990 empecé a jugar en tercera y a entrenar con la primera división, luego de disputar el Mundial Juvenil en Escocia. Estuve en la Selección Juvenil (Sub 16) desde el 87 al 89 y las inferiores Ferro las hice durante la era de Carlos Timoteo Griguol, quien realmente era un adelantado. Entrenábamos en el predio que el club tenía en Pontevedra, que era muy cómodo y no le faltaba nada. Tuve la suerte de estar en Ferro, que era una institución modelo por la forma en la cual preparaba a sus divisiones inferiores, mejor incluso que Boca o River en aquella época.
- ¿Cómo fue la experiencia de integrar la Selección Juvenil y actuar de sparring de la Selección Mayor con todas sus figuras?
- ¿Cómo fue la experiencia de integrar la Selección Juvenil y actuar de sparring de la Selección Mayor con todas sus figuras?
- Fue cumplir el sueño, pero yo era un pibe, aunque ahora me doy cuenta lo que significó convivir dos años junto a los verdaderos monstruos, que venían de ser Campeones del Mundo en México 86 y Subcampeones en Italia 90. Nosotros integrábamos la Sub 16, practicábamos junto a la Sub 19 y a la Selección Mayor. Fue una experiencia increíble de la cual aprendí muchísimo. Convivíamos en los vestuarios, en el comedor, en todo momento y jugábamos amistosos en forma permanente. Carlos Pachamé y Daniel Romeo eran nuestros directores técnicos. Arrancamos a entrenar con la Selección en octubre del 87, luego en el 88 fuimos a jugar el Sudamericano a Ecuador y en el 89 el Mundial a Escocia. Carlos Bilardo empezó a practicar la línea de tres, tal como jugó en el Mundial 90 y me pedía que la haga marcación hombre a hombre tanto a Caniggia como a Maradona. Ambos con características distintas pero te enloquecían por igual. Claudio tenía una gran velocidad, no sabías si marcarlo pegado porque le tiraban una pelota larga y era imposible alcanzarlo lanzado en velocidad. Y si le dabas esos 2 o 3 metros para tratar de esperarlo y luego tener la ventaja de aparearlo en carrera, pero cuando le salías te la tiraba larga y había que correrlo. Lógicamente, yo tenía 15 o 16 años y también “volaba” pero era una lucha. Y Diego hacía cosas que no se podían creer en las prácticas, a veces no sabías si marcarlo o aplaudirlo. En el mano a mano era imposible tomarlo, tenías que estar pegado con él sin darle medio metro. Siempre estaba dos segundos adelantado a la jugada, ya que cuando vos estirabas la pierna, él ya estaba un metro adelante tuyo con la pelota. Y era el mejor Maradona, con 27 años, venía de ser Campeón del Mundo en México y también con el Nápoli en Europa. Uno trataba de hacer lo mejor posible y cumplir con los pedidos de Bilardo, pero era muy difícil (risas). Además, uno también estaba expuesto, porque el DT de nosotros obviamente que nos estaba mirando y había que fallar lo menos posible.
- ¿Cómo les fue en el Mundial Juvenil de Escocia?
- ¿Cómo les fue en el Mundial Juvenil de Escocia?
- Terminamos en el 5° puesto, perdimos en cuartos de final contra Portugal. Pero caímos por errores nuestros, no porque los portugueses hayan sido mejores. Ganábamos 1-0 y por una equivocación del “Pato” Abbondanzieri nos empataron, ya que le punteó la pelota el delantero (antes el arquero podía “hacer tiempo”), se le escapó y le tuvo que hacer penal. Luego erramos 2 o 3 posibilidades concretas de gol y faltando 2 minutos, con un cabezazo, nos metieron el segundo. En aquel equipo también jugaban entre otros: Luis Medero, Pablito Lavallén, Castagno Suárez, “Pescadito” Paz, “Turco” Asad, Gabriel D´Ascanio y “Leo” Díaz era el arquero suplente. No dependíamos de un jugador ni de un delantero, porque teníamos buen volumen de juego y llegábamos mucho con los volantes. Nos ganaron con jugadas de pelota parada, era un Mundial en el cual tranquilamente podríamos haber alcanzado la final. Quiero destacar que Carlos Pachamé era un padre para nosotros, nos educó, nos preparó para lo que íbamos a vivir después, nos contaba sobre el ambiente del fútbol. Uno lo escuchaba y trataba de aprender. Después, con el paso del tiempo, nos dimos cuenta que lo que nos decía Pachamé era verdad. Al principio nos reíamos, porque éramos chicos (teníamos entre 15 y 16 años) y a esa edad uno se cree que lo sabe todo.
- ¿Cómo fue llegar a la primera de Ferro?
- ¿Cómo fue llegar a la primera de Ferro?
- Griguol mantuvo a su línea defensiva durante 4 o 5 años (Agonil, Cuper, Marchesini y Garré), que le rindió muy buenos frutos porque salieron campeones y eso nos dificultaba a los que veníamos de inferiores para ganarnos un lugar. Uno tenía la posibilidad de jugar cuando se lesionaba alguno de ellos, pero era imposible ser titular cien por ciento. Me tocó debutar en primera contra Independiente, en el estadio de ellos, la “Doble Visera”. Íbamos ganando 2-0, Garré sintió una contractura y como faltaba más de media hora para terminar el segundo tiempo, entonces me llamó Griguol e ingresé, pero no de lateral izquierdo sino como un tercer central para ganar de arriba. Sentí una gran emoción, por el hecho de llegar a la primera después de estar en el club desde los 12 años. Eso fue 1991 y jugué en Ferro hasta mediados del 92, pero luego me fui del club porque tuve una serie de discusiones por temas futbolísticos con Timoteo. Si lo analizo en retrospectiva, quizás me siento arrepentido de haberme ido, pero hay que entender el contexto. Yo tenía 19 años, quería jugar y veía que eran titulares inamovibles hombres que ya tenían 35 o 36 años y seguían manteniendo su lugar. Lógicamente, eran ídolos y habían ganado todo en Ferro con Griguol, como por ejemplo Garré.
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