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"UN FRAILE DE CALZAR EL TRABUCO ENCIMA DE SU HÁBITO". Por Manuela Chiesa de Mammana

El capellán fue una figura destacada dentro de las filas del ejército. Los soldados antes de entrar en combate escuchaban a estos curas como consejeros espirituales. El padre Domingo Ereño fue confidente espiritual de Justo José de Urquiza desde que se estableció en Entre Ríos en 1854.
 
Hasta el hijo adoptivo de Artigas, el “caciquillo” criado con fe cristiana, le solicita a su padre un capellán para su tropa. Por decisión del destino llegó al campamento artiguista el sacerdote José Acevedo, que estando accidentalmente en Gualeguay en busca de su padre ausente del hogar se vio envuelto en luchas políticas. Sin dudar adhiere rápidamente a la causa federal y Andresito simpatiza en seguida con fray Acevedo. Los une el ideal republicano y la fe católica.

Advertido de que es un fraile de calzar el trabuco encima de su hábito, el Caciquillo lo nombra segundo jefe de su ejército. Provenía del Convento franciscano de la ciudad de Córdoba sus convicciones lo habían arrojado a alistarse en el ejército de Ramírez. Éste lo envió con una misión al campamento de Artigas, donde llegó en vísperas de la partida de las tropas hacia las provincias del norte.

Bajo mi uniforme no hay rencores

Usted es oriental y está en su tierra.

(Alcides de María)


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