Pablo Estévez: “ME PONE MUY FELIZ Y SIGNIFICA UN ORGULLO HABER SIDO PARTE DEL CRECIMIENTO DE LA LIGA NACIONAL”



Pablo Estévez es un emblema del arbitraje de básquetbol argentino. Oriundo de Capital Federal y todavía en actividad (aunque estén paralizadas las competencias en nuestro país debido a la pandemia), el “Colo” construyó una brillante carrera en el referato cuya frutilla del postre fue ser uno de los tres jueces encargados de impartir justicia nada menos que en la final del Mundial disputado en Japón durante el año 2006 entre España y Grecia. 

- Siendo un niño, ¿dónde jugó al básquet y cómo le fue?

- Mi papá era bancario, por lo cual desde muy chiquito, yo iba al Club Banco Nación, que en ese momento tenía un auge tremendo, tanto en el hockey como en el rugby, con la presencia de Hugo Porta y alrededor de 7 jugadores integrantes de Los Pumas. Practiqué varios deportes, desde natación hasta rugby, pero me enganché con el básquet desde los 7 años. Me fue bastante bien, salimos campeones en categoría KDT 2 años seguidos en la Federación de Capital, que es un torneo bastante competitivo por la cantidad de clubes que hay. En mi último año de colegio tuve que dejar de jugar porque fui becado en una empresa automotriz para comenzar a trabajar. 

- ¿Cuándo le empezó a picar el bichito del arbitraje?

- A los 13 años arranqué arbitrando en el minibásquet, en aquellas épocas a estos árbitros se los llamaba “amigos”. Entonces un dirigente nos propuso a mí y a 5 chicos más hacer el curso, era obligación del club formar jueces porque si no le cobraban una multa. Si pasé el debut y me quedaron ganas de seguir era porque realmente me gustaba, ya me tocó un partido bastante accidentado en River (risas). A los 17 años hice el curso con el gran Juan Palma. En ese entonces ya empezaba la Liga Nacional y la Federación de Capital no estaba a favor, eran reticentes a aceptar un nuevo certamen ya que ellos tenían un importante torneo (inclusive con extranjeros) en la división superior. No querían ni que los equipos ni que los árbitros se fueran a jugar ni a cobrar allá pero muchos se terminaron yendo, lo cual generó un espacio como para que los más jóvenes ascendiéramos.

- En la actualidad les cuesta mucho llegar a la Liga Nacional a los árbitros jóvenes.

- Sí, luego del ingreso de mi camada hubo un momento en el cual se cortó la llegada de nuevos árbitros a la LNB por diferentes motivos, más que nada la relación laboral, debido a los reclamos que después un juez pueda llegar a hacer. Esto se empezó a modificar hace unos 6 o 7 años ya que al paso del tiempo no lo frena nadie y hay que ir renovando la gente. La edad cronológica es una condicionante en un deporte tan dinámico y que requiere respuestas físicas apropiadas por parte de quienes deben impartir justicia.


- Usted fue madurando como árbitro en la misma medida que la LNB se desarrollaba.

- Sí, ya lo creo. Estoy en la Asociación de Clubes desde el año 1991, en primer término en la vieja Liga B, para luego subir al TNA (Torneo Nacional de Ascenso) y posteriormente pasé a desempeñarme en la Liga A desde el 94. Desde aquella época al día de hoy, la evolución fue tremenda, no sólo en lo técnico sino también en lo organizativo, en lo que respecta a jugadores, árbitros, dirigentes, médicos, kinesiólogos, todo lo que rodea al mundo del básquet argentino. Me pone muy feliz y significa un orgullo haber sido parte de este crecimiento de la Liga Nacional. De esta manera nació la Generación Dorada, por lo cual seguramente sin la mente brillante de León Najnudel nada de esto hubiera sucedido.

- ¿En qué se fundamenta la gran evolución que ha tenido el referato de básquet?

- En este sentido ha sido muy importante el proyecto de la Escuela Argentina de Árbitros y el hecho de poder insertarla en la Confederación Argentina desde hace muchos años. Eso provocó que los dirigentes del básquet descansaran en la conducción de la escuela y también en su excelente capacitación. El programa de clínicas que se lleva adelante en todo el país, junto a la posibilidad de cobrar en la Liga Nacional en sus distintos niveles (Torneo Federal, Liga Argentina y LNB) además en Liga de Desarrollo (que es un certamen nacional paralelo con la participación de jóvenes promesas) y Liga Femenina, nos han permitido desarrollarnos en un ámbito de excelente competencia. Por eso siempre digo que aquel que tiene la voluntad y el entusiasmo de abrazar esta hermosa carrera, dispone de todas las posibilidades de trascender y cumplir sus sueños. Tenemos que sumarle el 3x3, que es una disciplina que viene creciendo con mucha fuerza y para la cual la Escuela Argentina de Árbitros también realiza permanentes capacitaciones. Entre Ríos es una de las provincias donde se juega más al básquet, junto a Córdoba, Santa Fe y Provincia de Buenos Aires. Esto se demuestra claramente con la cifra de 1.300 árbitros afiliados de todos los niveles que hoy en día tenemos en el sindicato. De ahí que contamos con una muy buena cantera como para sacar una excelente calidad de árbitros.


- Los árbitros también deben aprender inglés para dirigir en torneos internacionales como así también a manejar la tecnología para determinadas jugadas que se revisan.

- La Federación Internacional del Básquet Asociado siempre ayudó al árbitro en el sentido de aplicar la tecnología para mejorar el juego. No se queda en el tiempo como quizás lo hacen otros deportes que son muy reticentes a cambiar las reglas. FIBA modifica los reglamentos a medida que el juego evoluciona. Los árbitros disponemos de planilla digital, detención automática del silbato, revisión de jugadas a través del monitor. Y siempre equilibrando los cambios en las reglas para que el juego sea atractivo y ágil. Además, se ha sumado la mecánica de tres árbitros para reducir los errores a su mínima expresión. Antes las modificaciones eran cada cuatro años, pero ahora son cada dos y dentro de este período emite boletines de interpretaciones, siempre está viendo que se puede mejorar.

- ¿Cómo se fue dando el proceso que lo llevó a dirigir en la final del Mundial Japón 2006?

- Fui árbitro nacional en 1990, luego en el 96 nos convocaron junto a Fernando Sampietro para ascender. Entonces fuimos a Santiago de Chile a dar la clínica para rendir de árbitro internacional. A partir de ahí ya estuvimos habilitados para cobrar en cualquier tipo de torneos, pero empezamos dirigiendo Sudamericanos Femeninos U15 o U16. Mi primer certamen fue en el CENARD, luego tuve otro en Bolivia. De esta manera fui avanzando con las nominaciones de Consubásquet (durante los años 97, 98 y 99 en torneos femeninos y masculinos U17 u U18). En el 99 hice una Copa América de Juveniles en Paysandú. A este tipo de torneos de nivel continental viene gente de FIBA a ver a los árbitros, entonces me llevaron a Brasil en el año 2000, a un certamen clasificatorio para el Mundial U21 en Saitama (Japón), donde también fui en 2001. Anduve muy bien y me nominaron para el Mundial de Indianápolis 2003 (EEUU). Luego, en todos los años impares fui a las Copas Américas, que eran clasificatorios para JJOO o Mundiales. En 2003 estuve en Puerto Rico y ahí quedamos nominados para los Juegos Olímpicos de Atenas (todavía arbitrábamos de a dos), en ese torneo maravilloso con Argentina consagrándose campeón, me tocó cobrar el partido por medalla de bronce: Estados Unidos vs. Lituania. En 2005 viajamos a República Dominicana, donde empezamos a arbitrar de a tres y llegó mi nominación al Mundial 2006 en Japón. Significó una alegría tremenda e inolvidable para mí tener la posibilidad de impartir justicia en la final entre España y Grecia.

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