Marcos Arabí: “DON CASTELLO ME DIJO QUE ME DEDICARA AL FÚTBOL PORQUE ALLÍ PROMETÍA MUCHO MÁS QUE EN EL BÁSQUET”


Marcos Arabí fue uno de los emblemáticos referentes del Club Sarmiento durante las décadas del 60´ y 70´. Destacándose como un volante por derecha de gran despliegue y con habitual llegada al gol, “Poro” marcó una época dentro de la institución “decana”. También brilló en la Selección de la Liga y en el fútbol de los barrios con la casaca de Talleres. Estuvo a punto de irse a Bs As para jugar en Platense, pero una lesión le birló la ilusión. Oriundo de Buenos Aires, se integró a nuestra comunidad desde muy pequeño y también practicó básquet en Sarmiento. Diario EL PUEBLO lo entrevistó de esta manera. 
 

- ¿Dónde naciste, cuándo viniste a Villaguay y en qué potrerito jugabas siendo niño?

- Nací en Buenos Aires, en el barrio de La Boca, aunque soy orgullosamente “Gallina” (risas). Nos vinimos a Villaguay cuando yo tenía 5 años, porque mi tío Oscar Arabí, lo mandó a llamar a mi padre para que viniera a trabajar con él en la farmacia Urquiza. Enfrente de nuestra casa paterna (9 de Julio y Belgrano) hubo un baldío durante muchos años que era nuestro “estadio”. Allí jugábamos con “Sospecha” Robledo y un hijo de “Bochín” García, entre otros chicos. 


- ¿Y cómo te hiciste jugador de Sarmiento?

- Nos escapábamos a la siesta para ir al club para ver los partidos de paleta, llevábamos una pelota y nos colábamos a jugar al fútbol en la cancha de básquet que estaba afuera. Si nos habrá corrido Don Castello…(risas). Empecé jugando como “número 9” en la 5° división de Sarmiento, junto al “Flaco” Oscar Martinetti y Luis Núñez. Y siempre me las ingenié para convertir muchos goles, lo cual me impulsó para llegar rápidamente a la primera división luego de un breve paso por la 4°. En aquellas épocas no era fácil llegar a la categoría superior siendo tan chico (tenía sólo 16 años) y encontrarse con “Rolo” Mendoza o el “Tano” Ranieri, hombres grandes de bigote, que parecían abuelos (risas). En la primera de Sarmiento también jugaban el “Turco” Abdeneve (padre de “Chito”), el “Flaco” Lalanda, “Juancho” Portillo y el “Sapito” González, que era un delantero extraordinario.

- ¿Quién fue el DT que te hizo debutar en primera división?

- “Chito” Narváez, mi director técnico de prácticamente toda la vida, fue quien me hizo debutar en primera división. Junto a “Machito” Segovia, siempre nos incluía en el equipo ya que nos adaptábamos a varias posiciones adentro de la cancha. Un día, “Chito” me dijo que yo tendría que jugar más al mediocampo, porque además de tener dominio de pelota, también podía manejar el juego desde la derecha con el despliegue necesario como para subir y bajar. Entonces me propuso jugar como “número 8” y contrariamente a lo que podía suponer, tuve la suerte de que tanto en Sarmiento como en el seleccionado de la Liga Villaguayense, continué cerca del gol y anoté en muchos partidos. Si tengo que elegir la posición en la cual me sentía más cómodo, sin dudas que me decido por insider (N° 8) porque la verdad no me gustaba estar allá arriba como delantero esperando la pelota, sino que disfrutaba más de participar del juego, manejando el balón.

- ¿Qué equipos eran los más duros de enfrentar?

- En aquella época, nuestro gran rival era Barrio Sud y los clásicos eran como “River - Boca” (salvando las distancias), porque ambos clubes teníamos excelentes equipos. Y me tocó debutar en primera justamente contra ellos en el “Justo Ramón Ramírez”, en partido que ganamos 2-1 y yo convertí uno de los goles. Recuerdo que hacerle un gol al “Tokio” Robles era como hacérselo al “Pato” Ubaldo Fillol. Creo que eso fue lo máximo de mi carrera futbolística porque se lo hice siendo un pibe. Fue en el arco que dá a la entrada del club, el “Sapito” González me dio la pelota, la paré con el pecho y saqué un derechazo bárbaro que se le clavó contra un palo, lo cual desató el griterío de los hinchas de Sarmiento y me fui a festejar con ellos. Otra de mis virtudes era que le pegaba bien y muy fuerte al balón, tuve la suerte de hacer muchos goles de tiro libre. Yo era chiquito de cuerpo y recuerdo que el “Tanque” Waltón se golpeaba las manos contra las piernas para asustarme cuando iba a entrar al área (risas). En un momento de mi trayectoria estuve a punto de irme a jugar a Platense. Porque ellos habían venido a disputar un amistoso acá y les ganamos 2-1 con el Seleccionado de la Liga Villaguayense. Hice el primer gol en ese partido y les gustó mucho mi actuación. Un señor de apellido Politzer había hablado con mi papá y también con “Chito” Van Derdonckt, el presidente de Sarmiento, así que estaba todo arreglado para mi incorporación al club de Vicente López. Pero lamentablemente tuve la mala suerte de que en un partido en Sarmiento luego de un encontronazo cerca de la línea de la mitad de la cancha con el “Negro” Rubio (quien había sido compañero mío en la Liga) me fisuré el tobillo, por lo cual no me pude ir a Buenos Aires pero tenía fecha para presentarme.

- ¿Cómo fue tu historia con el básquet?

- Se podría decir que fue una historia fugaz, porque si bien empecé en Sarmiento, luego de un tiempo, junto a Carlitos Secchi y “Nake” Almeida nos fuimos a ADEV. Después viajamos a Concordia para jugar un torneo de campeones como los que se realizaban antes. A mí me gustaba el básquet y además tenía buen emboque en el aro, pero un día me llamó Don Castello para charlar y me dijo que me dedicara al fútbol porque allí prometía mucho más que en el básquet. Como era un hombre muy bueno y yo sabía que él me quería bien, hice caso a su consejo y abandoné el básquet. Obviamente que muy errado no estaba (risas). De los jugadores de básquet que tuve como compañeros, el “Chivo” Beckman era un fuera de serie, al igual que el “Flaco” Martinetti y “Caio” Esteybar en el fútbol. Otro gran jugador de básquet que tuvimos en aquellos tiempos en nuestra ciudad fue José Collazo.

- El fútbol de los barrios también te tuvo como protagonista.

- Sí, en el fútbol de los barrios viví momentos inolvidables, jugando partidos decisivos con la cancha llena de gente. El famoso chapista “Momia” Cáceres y Lucio Ortiz fueron quienes me llevaron a Talleres, el equipo con el cual gané tres títulos. Recuerdo que jugamos la noche en la cual inauguraron las torres de iluminación. Teníamos un equipazo, atajaba “Pirulo” Colonessi, quien fue un gran amigo mío y un arquero excepcional, siempre lo admiré. Jugaban entre otros mi hermano Daniel, “Juancho” Portillo y “Churi” Zabala.

- ¿Qué jugador del fútbol profesional actual tiene características similares a las tuyas?

- No es porque yo sea hincha de River pero creo que por mi forma de jugar puede ser Enzo Pérez, obviamente que él es más alto y tiene otra contextura física pero es un jugador que corre la cancha y tiene buen manejo de la pelota, yo también tenía mucho despliegue.

- ¿Cuál fue el jugador que más fuerte te marcó?

- Sin dudas que Fausto Cáceres, de Parque. Somos muy amigos y cada vez que nos vemos recordamos los tiempos en los cuales nos enfrentábamos en los clásicos Sarmiento - Parque. Justamente el otro día íbamos caminando con mi hermano y lo encontramos a él que venía por la misma vereda, entonces le dije a Daniel “cuidado con los tobillos que viene Fausto” y me contestó “Ajá menos mal que era yo nomás el que pegaba” (risas). En un partido en cancha de Barrio, recuerdo que Fausto me dijo “no corrás tanto”, cuando yo en realidad lo que quería hacer era desmarcarme, porque se me pegaba y no me dejaba ni respirar (risas). Otro defensor muy bravo que tuvo Parque fue Ernesto Kinnen, pero él iba fuerte abajo, en cambio Fausto te “ablandaba” con codazos en las costillas (risas).

Más leídas de la semana

Más leídas del mes

Más leídas del año

Más leídas históricas