Marcelo Nusenovich: “LO ÚNICO QUE ENCUENTRO GRATIFICANTE DE ENVEJECER ES LA FORMACIÓN QUE ADQUIRÍ ESTUDIANDO VARIAS CARRERAS”


Marcelo Nusenovich es uno de los villaguayenses que, siendo muy jóvenes, dejaron nuestra ciudad para estudiar y desarrollarse en otros ámbitos. Los libros siempre fueron su refugio a la incomprensión de una sociedad conservadora que le impuso uno de los más grandes retos en la difícil etapa de la adolescencia.
 
Se radicó en Córdoba, donde encontró su lugar en la comunidad artística, desempeñando la carrera como docente e investigador en Historia del Arte y siendo un profesional muy reconocido a nivel nacional, obteniendo numerosos galardones.



¿Cómo fueron su infancia y adolescencia?

Nací hace 64 años en Villaguay, a dos cuadras de Casa Neuman, ubicada en San Martín y Colón, que era como un emporio, donde vendían de todo, desde semillas hasta maquinarias. En la actualidad no existe más ese concepto comercial. Mi papá, César Nusenovich, era el gerente. Somos tres hermanos, yo soy el mayor, después vienen Gustavo y Clarisa. Realicé mis estudios primarios y secundarios en el Colegio Nacional Martiniano Leguizamón. Tuve una infancia y adolescencia bastante difíciles de sobrellevar, pero siempre encontré en la lectura y en el mundo de mi imaginación un refugio a la vida real. Aprendí a leer a los 4 años, lo cual fue muy significativo para mí porque eso me abrió la mente en otra dirección. Tengo recuerdos muy feos (son cosas en las que nunca pienso) porque en aquella época había mucha discriminación de género. Yo lo viví, lo sufrí y no está bueno, es algo así como un tema de acoso permanente, porque uno tampoco se anima a confesárselo a la familia. 


¿Qué le gustaba leer?

Mi primer interés fue la mitología griega, tema que me apasionaba. En aquel momento, en la televisión había un programa que se llamaba “Odol Pregunta”, que conducía “Cacho” Fontana y me querían llevar para concursar sobre mitología griega, pero no me animé a ir porque era muy tímido y al final fue Carlos María Domínguez. Luego, a través del paso del tiempo superé mi timidez y en la actualidad doy conferencias para muchísimas personas y no se me mueve un pelo (risas). La verdad que en ese sentido me profesionalicé. 


¿Cuándo se fue de Villaguay?

Primero me fui en el año 1972 porque me llevaba muy mal con mi familia, yo era un crítico permanente de su forma de vida, tan materialista. Entonces me fui a Córdoba con unos tíos de apellido Goldberg (que también eran de Villaguay). Viví con ellos durante un año y después decidí volver. Mi familia siempre se opuso a que yo fuese artista, que es lo que soy, aunque en realidad me convertí en una especie de científico e investigador para la Universidad Nacional de Córdoba, donde hago Historia del Arte. Soy miembro de la banca de evaluadores del Conicet. Estudié de todo, comencé con abogacía y luego arquitectura pero abandoné ambas carreras. Después ingresé en la Facultad de Artes y simultáneamente estudié Psicología y Letras. Siendo alumno de la UNC, tuve la posibilidad de cursar materias de cualquier carrera y traté de aprovecharlo (como por ejemplo Lingüística). Creo que lo único que encuentro gratificante de envejecer es la formación que pude adquirir estudiando varias carreras, a pesar de no haber terminado cada una de ellas. 


¿Cuándo comenzó a trabajar?

Mi padre murió de cáncer y simultáneamente perdió toda su fortuna (a ciencia cierta no sabría decir qué fue causa y qué consecuencia), por lo cual me vi obligado a trabajar. Entonces terminé mi carrera, la que me iba a dar una rápida salida laboral, que era el profesorado, e inmediatamente empecé a trabajar en Bell Ville dando clases de pintura. Era muy sacrificado, porque enseñaba dos días seguidos, me tenía que quedar a dormir una noche en una pensión y después volver porque tenía otros trabajos en Córdoba. Luego vinieron años con enorme laburo, llegué a desempeñarme hasta en seis lugares distintos. Eso cambió hace muchos años porque ahora tengo dedicación exclusiva como profesor titular plenario en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. De los premios que he recibido creo que el que más significado tuvo para mí fue uno que me dio el Fondo Nacional de las Artes, el cual me permitió estudiar durante dos años con Carlos Alonso. Otro premio que me emocionó mucho fue uno que solamente otorgaron en una oportunidad, denominado Premio al Mérito Académico. Me eligieron a mí entre los profesores de todas las carreras de la Universidad. 



¿Por qué no volvió más a Villaguay?
Es una muy buena pregunta, creo que porque me da miedo, justamente por todo lo feo que viví en mi etapa de adolescencia y principio de adultez. Me gustaría volver pero de otra manera, por ejemplo a dar una conferencia, para contarle a la gente lo que soy ahora, mostrarle de qué manera me he desarrollado en los diferentes aspectos siendo un profesional del arte, pero de ninguna manera volver al estilo de una regresión. Tengo gente amiga a quien me gustaría saludar y visitar como “Techy” Viana y Gloria Sanz.


La perspectiva de género ha cambiado notablemente en los últimos tiempos ¿le hubiera gustado nacer varios años después?

Por supuesto que sí dado que ahora se vive una verdadera apertura. Cuando yo era muy chico la homosexualidad era considerada una enfermedad. Los padres o quienes tenían alguna potestad sobre uno, podían internarlo y someterlo a diversos tratamientos de tipo psiquiátrico, como por ejemplo el electroshock (gracias a Dios a mí no me lo hicieron), una cosa tremenda.

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TRAYECTORIA

Marcelo Nusenovich es profesor superior, licenciado en Pintura, Fotografía, magíster en Sociosemiótica y doctor en Artes por la Universidad Nacional de Córdoba. Es profesor titular plenario en la Facultad de Artes de la UNC. 

Además es investigador e historiador del arte e integra la banca de evaluadores del Conicet. Entre sus trabajos más destacados se encuentran libros y ensayos referentes a la Historia del Arte en la provincia de Córdoba. 

Es director de la revista Avances, del área Artes del Centro de Investigaciones “María Saleme de Burnichón”, de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. También ha recibido numerosos premios y distinciones.


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