
En la tarde del sábado 24 de abril aparecieron varias ovejas muertas, con profundas heridas, en un campo de mi propiedad ubicado sobre calle Mosconi, entre la Escuela Vila y el basural nuevo, en la zona sur de Villaguay. Lamentablemente no es la primera vez que sufro tal hecho, implicándome una gran pérdida económica.
Este tipo de acciones, angustiantes y desoladoras, son cometidas por perros que no tienen dueños responsables o que han sido abandonados en el basural. La desazón y la impotencia son muy grandes. No puede ser que el trabajo de años quede arruinado en tan poco tiempo.
Esta vez me vi en la necesidad de llamar a la policía. Los funcionarios se limitaron a tomar las fotografías que acompañan a esta carta.
Creo que la gente debe tomar conciencia de que los perros abandonados van ocupando el espacio público sin control y comienzan a matar no sólo ovejas como en mi caso, sino también a otros animales, más para divertirse que para comer.
Pienso que las autoridades municipales y la protectora de animales podrían adoptar medidas para proteger a esos perros y al mismo tiempo evitar así que sigan provocando tantos daños.
Hoy son ovejas pero con el paso del tiempo no se sabe qué más puede llegar a ocurrir.
Este tipo de acciones, angustiantes y desoladoras, son cometidas por perros que no tienen dueños responsables o que han sido abandonados en el basural. La desazón y la impotencia son muy grandes. No puede ser que el trabajo de años quede arruinado en tan poco tiempo.
Esta vez me vi en la necesidad de llamar a la policía. Los funcionarios se limitaron a tomar las fotografías que acompañan a esta carta.
Creo que la gente debe tomar conciencia de que los perros abandonados van ocupando el espacio público sin control y comienzan a matar no sólo ovejas como en mi caso, sino también a otros animales, más para divertirse que para comer.
Pienso que las autoridades municipales y la protectora de animales podrían adoptar medidas para proteger a esos perros y al mismo tiempo evitar así que sigan provocando tantos daños.
Hoy son ovejas pero con el paso del tiempo no se sabe qué más puede llegar a ocurrir.
Héctor Raúl Pedrón