Furor por el tucumano que viajó 11 horas para conocer un pueblo entrerriano



La historia de Juan Pablo Avila dejó boquiabiertos a muchos, ya que, sin dudas, ninguno se lo esperaba.

Probablemente, el tucumano de 43 años se animó a hacer lo que pocos harían y su particular ocurrencia sorprendió a todos.

Luego de escuchar toda su vida a distintas personas que lo mandaban a "El Pingo", lo cual es una forma sutil de mandar a alguien "al carajo", el tucumano decidió, de una vez por todas, buscar dónde quedaba el famoso lugar.

Su particular ocurrencia lo llevó a googlear si realmente existía dicho lugar, y, de un momento a otro, se encontró yendo, literalmente, a "El Pingo".

Lo cierto es que el hombre nunca imaginó que habría un lugar con este nombre, pero, de todas formas, decidió seguir adelante con su insólita idea.


El eterno recorrido hasta "El Pingo"

Pese a que el GPS le marcaba más de 11 horas auto, debido a que el sitio se encontraba a 874.6 kilómetros de Tucumán, Juan Pablo emprendió su viaje sin dudarlo.

Luego de los cientos de cuestionamientos respecto a su insólito viaje al departamento Paraná, en Entre Ríos, el tucumano fue completamente sincero con su respuesta: “Literalmente me fui a donde me han mandado todos, esa es la verdad”.

En ese sentido, el protagonista de esta historia viral dio algunos detalles de su largo viaje en auto hasta El Pingo, el cual realizó junto con la compañía de su esposa.


“El GPS nos marcaba que estábamos en el centro de El Pingo. Buscábamos con mi señora un cartel, cualquier cosa que diga El Pingo, y nada", confesó.'

A partir de esta situación, el hombre se bajoneó por completo, ya que había viajado 874.6 kilómetros desde su casa: "No teníamos nada y para nosotros era un bajón porque contar que fuiste a El Pingo y no tener una foto de un cartel o algo es un bajón mal", contó el tucumano viral.

Su grandiosa idea de convertirse en la primera persona en ir, literalmente, hasta El Pingo, se había perdido, ya que habían estado varias buscando aquel lugar.

Juan Pablo y su esposa se encontraban yéndose del pueblo de Entre Ríos, cuando, finalmente, lograron toparse con un cartel que hacía referencia al famoso nombre.


Sobre el expectante encuentro, Juan Pablo confesó: “Íbamos en la ruta, ya saliendo del pueblo, y en eso miro a la izquierda y veo en un paredón ‘El Pingo’. Inmediatamente, clavé los frenos del auto y di la vuelta”.

El tucumano recuerda con suma felicidad aquel momento y aseguró que era todo lo que quería: “Yo buscaba recuerdos, una remera, un vaso, un caramelo que diga El Pingo", y agregó: "Imagínate traerte un recuerdo de El Pingo”. (Fuente: Crónica).

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