Villa Victoria, el epicentro del Filba Mar del Plata
(Desde Mar del Plata) Todo concluye al fin, todo termina. Después de tres días intensos, con talleres, caminatas, recorridos, paneles y espectáculos, el FILBA nacional le dice adiós a Mar del Plata, hasta la próxima.
Más allá del Torreón del monje, donde el público pudo encontrarse con Guillermo Martínez en un desayuno con un autor y de un seminario que tuvo a Rodolfo Walsh en su rol de escritor de ficción, Villa Victoria volvió a ser el centro neurálgico del Festival.
A las cuatro de la tarde, y a sala llena, el panel Al margen, con la participación de el profesor, poeta y traductor literario Fabián O Iriarte dejó boquiabierto al público con un texto y una interpretación desopilantes acerca de la infancia y los escondites –y cuáles son estos últimos– en la anteúltima pausa.
Cerró el recorrido Tamara Tenembaum con un relato de su libro Todas nuestras maldiciones se cumplieron, sobre la infancia, los piojos, la desnudez, su madre y las maldiciones.
A continuación, cuatro escritores, dos marplatenses y dos porteños, hicieron sus lecturas de bitácora FILBA, a partir de dos experiencias vividas durante el Festival: la visita a los hoteles del complejo turístico de Chapadmalal y la destilería Kalmar.
Gloria Peirano puso en diálogo el recorrido por la destilería con el universo de su novela La ruta de los hospitales, de donde surgió un texto poético, con textura y profundidad a partir de una relación madre-hija, el verbo destilar, un viaje, la ruta y los lugares en disputa.
Fernanda Mugica, habiendo experimentado la misma visita, rescató los datos duros y concretos y los convirtió en un texto colmado de pinceladas que decían mucho más que lo que las palabras dicen a simple vista. Con citas, menciones a Pablo Katchadjian y los hermanos Grimm fusionó un texto en algo anfibio, híbrido, que se deseaba que no terminara nunca.
Mercedes Halfon y su experiencia al visitar el Complejo Turístico de Chapadmalal hilvanó recuerdos de otras visitas a otros complejos –como Embalse y Lago Moreno– con el presente del museo que rescata del olvido a los “hoteles de Perón”. Con una prosa que se agradece y haciendo una historiografía perfecta, logró un texto sublime.
Cerró las lecturas Sebastián Chilano, escritor, médico y fundador de la librería El gran pez. Con un texto comprometido y sensible a la vez, confesó haber hecho la visita con anterioridad para hacer el “reconocimiento del terreno”, y escribió y leyó un texto conmovedor en el que rescata, entre otras cosas, a la fundadora del “museo” que recuperó el legado del museo.Guillermo Martínez
Para cerrar, el escritor Guillermo Martínez cerró el festival –de manera oficial– con la clase magistral Algunas tesis (y antítesis) sobre la escritura de ficción en que desarrolla once postulados (y sus contraargumentos) acerca de cómo trabajar los textos, que van desde los estilos y registros hasta cómo construir los personajes, los inicios y los finales.
A sala llena y con la posibilidad del micrófono abierto, no escatimó información ni ejemplos para todos aquellos que quieran iniciarse en las artes literarias.
Así Villa Victoria y el FILBA se despidieron, aunque brindaron la posibilidad al público de encontrarse más tarde en el Espacio Chauvin para escuchar poesía. Para quienes no, el Festival, ahora sí, dijo hasta pronto.
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