La vida del humedal: “Los que están legislando no vienen a ver cómo vivimos”, lamenta Luis Kirpach, que maneja uno de los pocos aserraderos que quedan en Villa Paranacito



El abuelo de Luis Fernando Kirpach era un luxemburgués que decidió instalarse hace muchísimos tiempo en uno de los grandes humedales que tiene la Argentina, el delta del sur de Entre Ríos, equidistante entre los ríos Paraná y Uruguay.

Era la época en que esa región desbordaba de vida, de gente. Pero también desbordaban los ríos cada tanto, provocando fuertes daños a las actividades económicas tradicionales en ese lugar. Los Kirpach se dedicaron siempre a una de ellas: la forestación y el aserrado de madera. Hoy Luis dirige uno de los pocos aserraderos que quedan en la zona: solo dos, de las decenas que hubo.


-La gente acá se enorgullece de la gran cantidad de aserraderos que hubo en alguna época y se lamenta de los pocos que quedan…

-Lamentablemente sí. Quedamos dos aserraderos históricos (Piñol y Kirpach), que eran de nuestros padres. Antes había 60 o 70 aserraderos, esta región era una potencia. Indudablemente hubo muchos factores, pero el deterioro mayor en ese tejido industrial lo hizo la creciente de 1983.



-¿Ese es el momento histórico donde empezó a declinar la actividad?

-Empezó antes, pero a partir de ahí se fue complicando todo, porque los aserraderos estaban adentro de los arroyos y el costo fluvial es mucho más caro que el terrestre. Indudablemente la actividad se fue concentrando más en Tigre y San Fernando. También incidió el precio de la madera y sus usos. Cuando teníamos el cajón de sidra, de cerveza, de Pepsi, todo absolutamente todo de madera, era una cosa. Pero eso después fue cambiando. En esos momentos dejaron de hacer lo que nosotros le llamamos la tabla corta para pasar a hacer una tabla larga de 2,10 metros, que es el largo del álamo.

El álamo y el sauce, dos salicáceas, son las principales especies forestales implantadas en las islas del delta entrerriano. La cuenca forestal, a pesar de la declive, sigue siendo una de las principales de la Argentina gracias a esas dos maderas, que tienen como principal fuente de demanda a la industria del papel prensa instalada en San Pedro, pero también a este tipo de aserraderos sobrevivientes. La gran diferencia es que los aserraderos multiplican muchísimo la actividad, generan mano de obra.

Hoy uno de los principales usos de la tabla de álamo son los ataúdes.


-Más allá del declive, los usos de la madera y de los aserraderos, esta sigue siendo una de las principales regiones forestales de la Argentina. ¿El álamo sigue siendo la nave insignia?

-En Misiones y Corrientes se trabaja mucho con el pino, el eucalipto. El álamo es mucho más característico del Delta entrerriano y el Delta bonaerense. Podemos encontrar también en Mendoza, pero es en esta región donde los aserraderos trabajamos exclusivamente con el álamo.

Las plantaciones forestales ubicadas en las islas son las que dan soporta a estas industrias, que se han ubicado en las zonas más altas de Villa Paranacito, más a resguardo de otra potencial inundación. Kirpach, mientras tanto, es de los que advierten que el único peligro para la subsistencia de la actividad no está en el nivel del río. El empresario alza la voz en contra del peligro que supone una Ley de Humedales como la que se podría discutir en el Congreso Nacional y que es sumamente restrictiva con las actividades productivas en esta región.

Reconoce el industrial: “La verdad es que estamos preocupados. Venimos produciendo de generación en generación en una zona que mantiene el medio ambiente sin agroquímicos, produciendo forestación, consumiendo producción forestal implantada. Indudablemente que estamos muy preocupados porque aparecen proyectos de ley muy restrictivos, basados en una defensa al medio ambiente extrema, donde se plantean zonas rojas”, en las que no podría alterarse mi una coma del ambiente del humedal, como viene sucediendo desde hace décadas.


-Esta zona es por definición un enorme humedal…


-Nosotros vivimos en un humedal, Crecimos cuatro generaciones produciendo y teniendo un desarrollo que ahora también avanza hacia el turismo, hacia la ganadería, hacia otras actividades. Pero bueno, lo que planteamos no es que estamos en contra de una Ley de Humedales, estamos en contra de que la ley sea restrictiva. Creemos que tiene que compaginarse con la producción. Lo que producimos sirve para cuidar el medio ambiente. Necesitamos una ley que nos contenga defendiendo el medio ambiente, poniendo límites pero a la vez defendiendo la producción, que no hace daño para nada. Al contrario, creo que somos un pulmón verde cerca de Buenos Aires, que sí contamina permanentemente.


-¿En serio creen que pueden convivir ambas cosas: cuidar el ambiente y producir al mismo tiempo?

-Yo creo que pueden convivir ambas cosas. Estamos convencidos, lo demostramos acá. Ustedes pueden ver cómo convive la producción sin hacer ningún tipo de daño. Pareciera que hubiese ambientalistas que quieren vernos arriba de una casita de madera viendo los carpincho abajo, qué sé yo. Y la verdad es que tenemos el mismo derecho a desarrollarnos, a crecer, a que nuestros hijos se desarrollen y crezcan en un ambiente donde se pueda vivir con calidad de vida.


-¿Y se sienten escuchados como comunidad productiva del Delta. Han tenido posibilidad de incidir en el debate de esta ley?

-Creo que hemos sido poco escuchado. Creo que el problema más grave es que quienes están legislando no vienen a ver cómo vivimos, dónde es, cuáles son los humedales. Una cosa es tener un estero abandonado en medio de una zona baja y otra cosa es tener una población que vive desde hace muchos años en la zona. La población rural para nosotros es isleña. Se quiere legislar sin tenerlos en cuenta.


-La sensación es que el Estado que no interviene para algunas cosas, para otras quiere ser sumamente restrictivo.


-Sí, indudablemente es así. Me parece que tenemos un país que falta planificar, falta un montón de cosas, se hacen parches y sale esto de la Ley de Humedales. Nosotros queremos participar, discutir y que nos escuchen, no que nos vengan a imponer una ley sin tener en cuenta a quiénes viven en los humedales.


-¿Y son parte del paisaje?

-Exacto. Esa es la foto. Acá vive gente. Acá se desarrolla de generación en generación. Hay gente que produce, trabaja y respeta a todo lo que es el medio ambiente. (Fuente: Bichos de Campo).

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