UNAS FOTOS DE LOS VIEJOS KIOSCOS DE LA PLAZA DESPERTARON MUCHOS RECUERDOS SOBRE EL PASADO DE LA CIUDAD. Publicación del sitio Villaguay en Noticias
En la mañana del pasado domingo, la página de Facebook VEN (Villaguay en Noticias) publicó fotos de los dos kioscos que durante décadas formaron parte del paisaje de la plaza 25 de Mayo. Poco después, numerosos vecinos escribieron toda clase de comentarios que permitieron armar una pequeña historia muy dispersa e incompleta pero claramente emotiva sobre ese tema tan específico del pasado de la ciudad.
Sorprendentemente o no tanto, no todos recordaban la localización exacta de ambos kioscos. Pero la duda se despejó con rapidez: uno se encontraba sobre calle Alem, más o menos a mitad de cuadra, donde ahora está el Gran Hotel Villaguay; y el otro, pequeño y de forma cilíndrica, se hallaba en la vereda de calle Mitre, frente al edificio de la Sociedad Italiana.
El primero pertenecía a un conocido comerciante de apellido Tiropolis (a quien algunos nombraron como "Cristóbal", otros como "Constantino" y otros simplemente como "Juan"); y el segundo era atendido por alguien de quien se recuerda su apellido (Segovia), su humanidad ("una excelente persona") e incluso el lugar donde vivía ("en boulevard Paysandú casi Mitre"), pero ya no su nombre: todos lo identificaron simplemente como "Chueco".
Sorprendentemente o no tanto, no todos recordaban la localización exacta de ambos kioscos. Pero la duda se despejó con rapidez: uno se encontraba sobre calle Alem, más o menos a mitad de cuadra, donde ahora está el Gran Hotel Villaguay; y el otro, pequeño y de forma cilíndrica, se hallaba en la vereda de calle Mitre, frente al edificio de la Sociedad Italiana.
El primero pertenecía a un conocido comerciante de apellido Tiropolis (a quien algunos nombraron como "Cristóbal", otros como "Constantino" y otros simplemente como "Juan"); y el segundo era atendido por alguien de quien se recuerda su apellido (Segovia), su humanidad ("una excelente persona") e incluso el lugar donde vivía ("en boulevard Paysandú casi Mitre"), pero ya no su nombre: todos lo identificaron simplemente como "Chueco".
Otro aspecto muy notorio de los comentarios en la red social fue que muchos vecinos no se centraron demasiado en datos objetivos sino que prefirieron contar pequeñas experiencias particulares que daban cuenta de su vinculación cotidiana con ambos comercios.
No fueron pocos los que, por ejemplo, describieron las cosas que compraban habitualmente en esos lugares. Algunos destacaron "los mejores alfajores caseros y pasteles", otros los "chicles Bazooka de menta", los "caramelos Media Hora", las "mielcitas de colores" y hasta "una especie de naranja de plástico con jugo adentro". Alguien llegó incluso a confesar que allí era común "comprar cosas de uso personal que ocultaba la sociedad y todos los varones utilizábamos".
Otros optaron por recordar vivencias muy puntuales de esa época y de lugar. "Con Mercedes y Anita jugábamos en la rotonda mientras su abuela María atendía el kiosco. Todas las tardes me pasaban a buscar. Tiempos felices", contó una mujer. Otro vecino agregó que la familia Tiropolis vivía en calle Urquiza y era amiga de mis padres: "Conocí a todos ellos y compartimos reuniones familiares", reveló.
Entre tantos comentarios también aparecieron los de quienes no se limitaron a opinar sobre los kioscos sino que se refirieron a otros elementos que aparecen en las fotos: por ejemplo los automóviles. "Eran taxis; me acuerdo de choferes como Cortadello y Fabricio", detalló alguien, y aclaró que no recordaba el nombre del dueño de los vehículos pero sí que vivía en Mitre y Paysandú. (Parece ser la misma ubicación que la de "Chueco" Segovia. No queda claro si el taxista y el kiosquero eran vecinos o si hubo una confusión de domicilios en medio de tantas memorias).
Cabe mencionar finalmente los recuerdos acerca de personajes y situaciones que ni siquiera aparecen en las fotografías pero que claramente pertenecen al Villaguay de esa época. Un par de vecinas se acordaron, por ejemplo, del kiosco que había en el hospital Santa Rosa, y a otro le vino a la memoria "por la vereda de la plaza pasaba don Salón vendiendo facturas en su carrito, que era como una carretilla grande con vidrio".
Nadie supo, o al menos no lo informó, en qué año se construyeron e inauguraron ambos kioscos. Tampoco ha podido averiguarlo este diario, al menos por el momento. Lo que sí está claro es que ambos fueron desmontados poco después del Golpe de Estado de 1976.
No fueron pocos los que, por ejemplo, describieron las cosas que compraban habitualmente en esos lugares. Algunos destacaron "los mejores alfajores caseros y pasteles", otros los "chicles Bazooka de menta", los "caramelos Media Hora", las "mielcitas de colores" y hasta "una especie de naranja de plástico con jugo adentro". Alguien llegó incluso a confesar que allí era común "comprar cosas de uso personal que ocultaba la sociedad y todos los varones utilizábamos".
Otros optaron por recordar vivencias muy puntuales de esa época y de lugar. "Con Mercedes y Anita jugábamos en la rotonda mientras su abuela María atendía el kiosco. Todas las tardes me pasaban a buscar. Tiempos felices", contó una mujer. Otro vecino agregó que la familia Tiropolis vivía en calle Urquiza y era amiga de mis padres: "Conocí a todos ellos y compartimos reuniones familiares", reveló.
Entre tantos comentarios también aparecieron los de quienes no se limitaron a opinar sobre los kioscos sino que se refirieron a otros elementos que aparecen en las fotos: por ejemplo los automóviles. "Eran taxis; me acuerdo de choferes como Cortadello y Fabricio", detalló alguien, y aclaró que no recordaba el nombre del dueño de los vehículos pero sí que vivía en Mitre y Paysandú. (Parece ser la misma ubicación que la de "Chueco" Segovia. No queda claro si el taxista y el kiosquero eran vecinos o si hubo una confusión de domicilios en medio de tantas memorias).
Cabe mencionar finalmente los recuerdos acerca de personajes y situaciones que ni siquiera aparecen en las fotografías pero que claramente pertenecen al Villaguay de esa época. Un par de vecinas se acordaron, por ejemplo, del kiosco que había en el hospital Santa Rosa, y a otro le vino a la memoria "por la vereda de la plaza pasaba don Salón vendiendo facturas en su carrito, que era como una carretilla grande con vidrio".
Nadie supo, o al menos no lo informó, en qué año se construyeron e inauguraron ambos kioscos. Tampoco ha podido averiguarlo este diario, al menos por el momento. Lo que sí está claro es que ambos fueron desmontados poco después del Golpe de Estado de 1976.