
En el año 2000, en ocasión de encontrarme trabajando en el inventario del Patrimonio Histórico Arquitectónico de Entre Ríos, entrevisté a Miguel Ángel Amoroto, quien me relató la historia del Cine Teatro “Emilio Berisso”. Era un gran conversador y tenía una memoria prodigiosa; cuando nos reuníamos a charlar yo tomaba apuntes para no perderme nada de su valiosa información que me proporcionaba, no solamente de lo que él había hecho sino también de otras tantas obras de Villaguay.
En 1946, Alba Zulma Berisso de Ronconi encargó a Amoroto el proyecto y la construcción de una sala de espectáculos, cine – teatro, en homenaje a su padre Emilio Berisso, dramaturgo y escritor oriundo de Gualeguay, fallecido tiempo antes.

Se estableció un convenio verbal entre cliente y proyectista, en el que Amoroto, vislumbrando la envergadura de la encomienda, expresó que no le cobraría por el proyecto, pues la obra sería su carta de recomendación, y le pidió que una vez concluido “lo lleve a Buenos Aires para someterlo al análisis de gente universitaria”.
Habiéndose operado de tal manera, recibió una opinión favorable de un estudio de arquitectos e ingenieros que le hicieron solo algunas observaciones de menor importancia y a los cuales en contrapartida Amoroto efectuó algunas consultas pertinentes. El cálculo de estructuras de hormigón armado también lo hizo verificar en Buenos Aires. Se concretó así la ejecución de la obra con un presupuesto de $180.000 m/n, contrato por ajuste alzado.

Trabajaron bajo la dirección del autodidacta Miguel Ángel Amoroto, unos 35 operarios (entre ellos Hugo Mignotti en las armaduras de hierro) y los siguientes subcontratistas: rubro Sanitario: Luis Pedroni, Carpintería: Heriberto Dimotta, Electricidad: Hoet y Nuñez, Pintura: José Margetik.
Se inauguró la obra el 20 de marzo de 1948
El cine – teatro fue explotado durante aproximadamente tres décadas por los Sres. Antonini y Ronconi. Luego pasó la propiedad a la empresa Raltori S.R.L. de la Capital Federal, quien en 1988 cerró sus puertas y puso en venta el inmueble.

La historia del Cine – Teatro E. Berisso es similar a la de tantas salas que fueron devoradas por la crisis cinematográfica en nuestro país. Cuando empezaron a surgir interesados en comprarlo, para darle como destino probable un supermercado, se movilizó un grupo de vecinos amigos del cine, que solicitaron al municipio el “rescate” del mismo (Comisión Municipal para la Recuperación del Cine – Teatro E. Berisso). Esta movida promovió acciones para la reunión de fondos que concluyó con la adquisición del inmueble por parte del Municipio en 1994.
En 1995 reinició sus actividades luego de efectuarse la restauración del edificio, cambios en los equipos de proyección y sonido, y climatización de la sala.
Arquitectura
Se trata de una composición de simetría axial que ocupa casi íntegramente el terreno en que está emplazado.
Siguiendo este principio de simetría el amplio foyer, al que se accede directamente desde el exterior, está enmarcado por dos generosas escalinatas que acceden a la platea alta (500 plazas en graderías). Los servicios (sanitarios, boletería) se disponen también simétricamente a ambos lados del hall.

La platea baja cuenta con una capacidad de 500 butacas. Como culminación de esta sala se emplaza el escenario, con el foso, y sus servicios (camarines, sanitarios) localizados simétricamente.
Por tratarse de un edificio entre medianeras, presenta una sola fachada a la calle San Martín, una de las arterias más importantes y acceso a la ciudad.
A excepción hecha de un cuerpo para acceso secundario (que visualmente queda algo relegado perdiendo importancia frente a la fuerte presencia del cuerpo principal), se trata de una fachada simétrica a partir de un eje vertical trazado por el centro del ingreso. El movimiento ondulante de los planos verticales delimitan claramente la forma – función y refleja lo que sucede en su interior: cuerpos laterales verticales (que enfatizan la circulación vertical) contrabalancean la horizontalidad del plano central correspondiente al hall y al acceso fuertemente marcado por un gran voladizo de traza curva.

El lenguaje sobrio y simple, desprovisto de ornamentación academicista, recuerda los primeros estadios de la arquitectura moderna y el racionalismo.
Su técnica constructiva es artesanal. La estructura resistente es de hormigón armada, bases, columnas, vigas y losas. Los muros portantes perimetrales están ejecutados en ladrillo común de 0,45 m con cimiento corrido de ladrillo sobre base de Hº pobre.

La cubierta de techos está inclinada a dos aguas, originalmente en fibrocemento 0.08 m de espesor sobre correas y cabreadas de hierro. La envolvente también está construida en ladrillo común 0,45 m de espesor.
Carece de ornamentación, salvo por el tratamiento de las dos columnas circulares de foyer, que presentan capiteles con gargantas para iluminación difusa. Este tratamiento de gargantas para iluminación lo vemos también en los dibujos geométricos en los muros de la platea, a ambos costados de escenario y en el hall.
Los paramentos verticales están revocados a la cal. Los cielorrasos son también a la cal armados sobre tirantería de madera.
Como pisos y zócalos tiene baldosas graníticas, parquet de madera en la sala, mosaicos calcáreos, cemento alisado en platea alta. Como revestimientos de fachada presenta un alto zócalo en granito negro; que se repite en el foyer y la escalera pero en granito color. Los cerramientos están constituidos por amplias puertas vidriadas con marcos en madera y ventanales de herrería.
La obra tiene un hondo arraigo en la comunidad local, hecho que quedó demostrado en las acciones tomadas para evitar la pérdida de este bien patrimonial. (Fuente: El Pueblo).
(*) Nilia Maffioly es arquitecta.