Ayer, ante numerosa cantidad de espectadores, se disputó en el campo de
juego “Nelson Mariani” el partido de ida por una de las semifinales del Torneo
Federal “C” correspondiente a la Región Litoral Sur, donde luego de un cotejo
muy intenso, Juventud de Urdinarrain derrotó a Gualeguay de nuestra ciudad por
2 a 1. El experimentado delantero Conrado Besel abrió el “placard” sobre el
final de la primera etapa, luego el dueño de casa empató a los 8 del segundo
tiempo a través de su goleador César Burgos, mientras que promediando la etapa
complementaria, el recién ingresado Víctor Fiorotto le dio cifras definitivas
al marcador. Por su parte, en el otro partido semifinal disputado en Concordia,
Unión Agrarios Cerrito venció a Colegiales por idéntico resultado.
El cambio de
actitud revirtió el desarrollo pero no alcanzó para empatar
Por esas cosas particulares que tiene este deporte tan hermoso, un equipo
como Gualeguay, que por capacidades muy bien demostradas dentro del campo de
juego se ha ubicado en un sitial de privilegio dentro del contexto de los
equipos entrerrianos que participan de este último Federal “C”, arrastra un
pesado karma que tiene que ver con sus presentaciones como local. A pesar de
que jugando en el “Nelson Mariani” concretó un maravilloso segundo tiempo, goleando
y bailando a Santa Rosa de San José en la fase de grupos, no pudo como local
contra Deportivo Villaguay (0-0 en el arranque del certamen), tampoco frente a Colegiales
(y jugó mucho mejor en el Parque Mitre de Concordia), no logró vencer contra El
Cosmos (le empató cuando ganaba 2 a 0), ni enfrentando a San Lorenzo (cayó por
1 a 0). Contrariamente a lo que muchos suponían, cumplió grandes actuaciones
como visitante, eliminando al Cosmos en Federación y venciendo por 2-0, heroicamente al “Ciclón” en la mismísima
Villa Adela.
Ayer, la escuadra auriazul no entró bien y Juventud marcó el rumbo
durante los primeros minutos, llegando peligrosamente con Cristian Godoy y
Conrado Besel, exigiendo al guardavallas José Luis Castellano, quien respondió
acertadamente cada vez que le tocó intervenir. De a poco, el conjunto dueño de
casa comenzó a desplegar su buen juego, con un cordial trato de la pelota
aunque sin profundidad. Ambos elencos alternaron el dominio en la zona del
mediocampo, pero los pelotazos cruzados de la “Juve” eran más productivos para
generar desequilibrio que el toque por abajo de Gualeguay, que no lograba
lastimar al rival de tres cuartos de cancha hacia arriba. Walter Cuder no
conseguía tomar la manija (sólo mostró chispazos de su talento y jerarquía),
mientras que Giovanni Fontana luchó muchísimo por la recuperación pero no
aportó la claridad a la cual nos tiene acostumbrados.
El elenco auriazul se
quedó prontamente sin la magia de Alejandro Leguiza, quien salió con un golpe
en la rodilla y tuvo que ingresar César Burgos, quien jugó en un 60% de sus
posibilidades físicas por una fuerte contractura en el cuádriceps de pierna
derecha que lo marginó del partido en Villa Adela el domingo pasado. El equipo
visitante, con la vehemencia en la lucha por la pelota de Federico Fiorotto e
Ignacio Schell Grane, las proyecciones ofensivas por el sector izquierdo de
Claudio Erramundegui y la claridad que intentó aportarle el villaguayense
Leandro Allende, más el aporte ofensivo de los mencionados Besel y Godoy, se
las ingenió para complicarle la vida a un Gualeguay que durante ese opaco
primer tiempo no tuvo luces ni rebeldía para sacar adelante un partido que se
le terminó de complicar cuando un equivocado cierre hacia adentro de Jorge
“Coqui” Andino le terminó entregando a Besel la chance de ejecutar a “Pitilo”
Castellano y concretar el 1-0 para el elenco representativo de Urdinarrain. Faltaban
apenas un par de minutos para que el árbitro Guido Córdoba (de Concordia)
pitara el final del primer tiempo.
El DT Alejandro Cinto despertó al equipo
eficazmente en el vestuario durante el entretiempo, brindando una severa
reprimenda, haciéndole notar a sus jugadores los errores cometidos y
pidiéndoles entrega total para superar esa inédita apatía que habían demostrado
en la etapa inicial. El “lavado de cabeza” surtió efecto, porque los “gualeyos”
salieron a comerse crudo al rival desde el inicio del segundo tiempo, con un
positivo cambio de actitud que logró potenciar a todos sus hombres para llevar
y poner contra las cuerdas a Juventud, que prefirió ceder terreno y
atrincherarse a intentar el contragolpe.
Creció el trabajo de Silvio Giovenale
(quien mostró un coraje tremendo para desdoblarse tanto en posiciones ofensivas
como defensivas), el manejo de Alejandro Allende y Walter Cuder, también recuperó
confianza Fabián Allende y Jonathan Pérez fue un ariete importante en ese
andamiaje por el control de la posesión, al tiempo que se sumó claridad en la
generación de jugadas de riesgo. El arquero visitante Rodrigo Gauna tuvo que
mostrar sus virtudes en dos o tres ocasiones puntuales para evitar la caída de
su valla, hasta que el oportunismo y oficio del goleador César Burgos para
conectar un balón a la deriva luego de un rebote sirvió para establecer la
igualdad y un olor a justicia futbolera invadió todos los rincones de la
cancha.
Gualeguay continuó atacando y quizás mereció llegar a su segundo gol,
pero esa superioridad del elenco local se tradujo en foules con los cuales
Juventud pretendió cortar esa supremacía de dueño de casa, por lo cual el
partido se “picó” y las infracciones estuvieron a la orden del día, muchas de
ellas al filo del reglamento. Pero el buen momento en el partido del conjunto auriazul
se fue apagando hasta que las acciones se equilibraron con el ingreso sobre los
últimos quince minutos de Víctor Fiorotto, un pícaro y rebelde delantero que
aprovechó una falla en la línea de zagueros local para filtrarse y establecer
el 2-1, capitalizando en gran forma un perfecto pase de Besel para dejarlo mano
a mano con “Pitilo” Castellano.
A partir de allí el partido definitivamente se
rompió y Gualeguay quedó expuesto por ir a buscar el empate, cayendo en la
desesperación y en la falta de claridad para inquietar a la defensa de la
“Juve” de Urdinarrain, que tuvo paciencia y se llevó un triunfo importantísimo
de nuestra ciudad. Además, para los jugadores de ambos equipos, después de la
“batalla” que fueron los segundos 45 minutos, el desgaste de correr en una
cancha pesada habrá jugado su propio partido.
Este elenco de Gualeguay ha
mostrado sobradamente en el certamen y ante rivales de gran jerarquía que tiene
chapa para ganar como visitante y dar vuelta esta serie semifinal. Seguramente,
la gente del “Lejano Oeste” acompañará al elenco villaguayense en gran número
hasta esa localidad del sur entrerriano y sustentada en la esperanza de
revertir este resultado le volverá a brindar su apoyo incondicional, como lo
demuestra cantando y alentando desde el mismo inicio del partido hasta el
pitazo final. Gualeguay ya demostró que puede, por eso el domingo próximo habrá
promesa de gran partido, la ilusión de estar presente en la final del torneo
está al alcance de la mano, sólo hay que confiar en estos gladiadores y en una
nueva función futbolística que le dé paso a otra hazaña.



