Las callecitas enripiadas y las tardes de sol y de verde del pueblito tienen ese no sé qué de magia y simpleza conjugando cada momento que se vuelve historia y nostalgia cada vez que el tiempo las moldea y las eterniza.
Corrían las décadas pasadas, así como corre el agua por el cauce del tiempo y la distancia… y por esas cosas propias de los pueblos, cuando las vacaciones de invierno asomaban, venían desde la gran ciudad aquellos parientes que buscaban el cariño de la familia que por alguna razón tenían lejos… el primo había llegado a pasar unos días con todas las ansiedades juntas, venía de la capital y poco sabía de la idiosincrasia de un pueblo, ya que casi nunca había desembarcado en aquel escenario rodeado de montes y aventuras…
Había llegado el primo de la capital con una valija llena de regalos y de preguntas, de temores y suposiciones, y sería yo el encargado de liberar aquellas curiosidades… quería saber de fantasmas y leyendas que sus padres le habían contado antes de dormir en su jaula de cemento y ruido donde le toca vivir… y yo le conté la historia de un HOMBRE LOBO… ante sus ojos grandes y sorprendidos, ante su espera que desesperaba por saber más de una historia que para él sería fantasmal y terrorífica.
Pues yo sí había visto al hombre lobo, yo había caminado a su lado, había sido parte de sus metamorfosis y sus revolcadas en la gramilla verde y vasta… y a eso mi primo de la capital no lo podía entender aún.
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Jorge López con la casaca de superveteranos de Libertad |
Y vuelvo a las callecitas enripiadas y salpicadas de la pasión de los domingos… vuelvo al crujido de las caravanas de los pueblerinos en procesión al templo místico y religioso que una vez por semana abría sus puertas y se conectaba con el cielo azul que se fundía con el horizonte de las vías del tren…
Todos los domingos el sol nos guiñaba un ojo desde lo alto y el olor a tortas fritas y las cáscaras de girasoles aleteando en el aire nos indicaban que el show, que la transformación, que la batalla estaba por comenzar… los sillones empezaban a abrirse como unos tronos donde aquellos hinchas de siempre se ubicarían para sentir los gritos y el polvo de aquel coliseo que estaba a punto de estallar.
Y ahí estaba yo con mi primo de la gran ciudad, lo había llevado a presenciar la secuencia de aquel hombre lobo que había aparecido en su imaginación y no lo había dejado dormir, lo miraba de reojo y hasta podía oler sus pensamientos.., HOMBRE LOBO en una cancha de fútbol? en una tarde de domingo invernal? No tenía esto que ver con demonios y maldiciones y lunas llenas? Pero a pesar de sus dudas y temores él estaba ahí…
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De pronto el ritual, los gritos, los papelitos como mariposas sobre el tejido y alguna bandera descolorida escrita con sudor y algunas gotas de vino tinto agitada por los hinchas de siempre flameando altiva entre vientos y exclamaciones… de pronto los equipos a la cancha, y algunas caras arrugadas por los años emocionándose viendo a su equipo… al que acompañaban desde siempre, de pronto los gladiadores y en medio de ellos… con un brillo rojo en su mirada, con sus ansias electrizándole las piernas, con su hambrienta sonrisa a flor de piel… ahí estaba el distinto, el iluminado, el maldecido por aquella magia, ahí estaba el 10, nuestro 10, nuestro guerrero, nuestro juramento con la gloria, nuestro HOMBRE LOBO…
El partido comenzó entre alborotos y palabrotas, entre alguna carcajada lejana y el humo de una cantina improvisada que tentaba los sentidos hambrientos… nos habían metido un gol y estábamos enardecidos, era como que una batalla se podía escapar… el sol cada tanto se escondía en alguna nube solitaria y el invierno parecía burlarse diciendo acá estoy!
Mi primo y yo seguíamos con las manos cuarteadas por el frío prendidos al tejido medio herrumbrado… yo lo miré y le dije… ESE QUE LLEVA LA DIEZ EN LA ESPALDA ES EL HOMBRE LOBO! Pero no está maldito, está bendecido por esos talentos que cada tanto DIOS decide regalar a los mortales, por esa magia que se vuelve estandarte y alegría de los humildes, de los que arrancan la semana y trabajan de sol a sol para sólo los domingos respirar alegría y LIBERTAD, esa magia que se encarniza en los gritos de los soñadores y los postergados que ven en ese HOMBRE LOBO a alguien que solamente y puramente quiere regalarles un poquito de su pasión por una camiseta, la que nos ponemos todos sintiéndonos arte y parte de ese lugar en el mundo, de esa tierra prometida que no es otra cosa que nuestro “pueblito natal”. Perdíamos 1 a 0 con los forasteros que habían venido de la ciudad cercana, y todo parecía raro y sin explicación… entonces le dije a mi primo casi al oído, el HOMBRE LOBO se va a transformar… y así pasó… comenzó a sacar sus garras protectoras, sus piernas se hincharon y la mirada se hizo roja y furiosa, y su pecho empezó a latir con fuerzas y valor… y se adueñó de su presa más buscada, de su luna llena hecha de cascos de cueros gastados y corrió y corrió y corrió… y la ató a sus pies… a sus garras… y esquivó guerreros maliciosos y patadas que intentaban derribarlo como las balas plateadas con las que se mata a un lobizón… y siguió corriendo rumbo a la gloria del GOL… rumbo al estallido y los abrazos de todos… y fueron dos sus goles… y ganamos, y el sol volvió a entibiar, y el humo despertó el hambre una vez más, y los rostros arrugados sonrieron, y los niños saltaron, y los humildes fueron protegidos una semana más por su monstruo... por su HOMBRE LOBO DE CORAZÓN GRANDE.
Y la tarde de domingo se volvió rojiza, y los trashumantes volvieron a sus casas, y los ecos de los gritos se fundieron con los luceros lejanos, y el crujido del ripio se silenció con la helada que llegaba… y mi primo y yo volvimos felices y satisfechos… con una mueca que descubría una sonrisa de niños sorprendidos.
Mi primo permanecía en silencio mientras mi abuela (MAMA) calentaba un poco de buseca del mediodía… mientras el fogón entibiaba la pobreza y las manos temblorosas…
Luego de un silencio extenso mi primo solo me miró y escupió casi temerosamente un… GRACIAS POR HACERME CONOCER AL HOMBRE LOBO… a aquel terrenal personaje que se encendía cada domingo y nos hacía estallar el alma, a aquel que nos hacía delirar de pasión y sentimientos, a aquel protector de las alegrías, a aquel que se eternizó en los corazones que gritarán sus goles y sus rugidos simplemente por la eternidad… a aquel HOMBRE LOBO… del LOBO LIBERTAD….
En humilde homenaje al jugador más maravilloso que han visto de cerca nuestros ojos… a nuestro 10… inmenso Jorge López… y gracias por tanta magia…
El partido comenzó entre alborotos y palabrotas, entre alguna carcajada lejana y el humo de una cantina improvisada que tentaba los sentidos hambrientos… nos habían metido un gol y estábamos enardecidos, era como que una batalla se podía escapar… el sol cada tanto se escondía en alguna nube solitaria y el invierno parecía burlarse diciendo acá estoy!
Mi primo y yo seguíamos con las manos cuarteadas por el frío prendidos al tejido medio herrumbrado… yo lo miré y le dije… ESE QUE LLEVA LA DIEZ EN LA ESPALDA ES EL HOMBRE LOBO! Pero no está maldito, está bendecido por esos talentos que cada tanto DIOS decide regalar a los mortales, por esa magia que se vuelve estandarte y alegría de los humildes, de los que arrancan la semana y trabajan de sol a sol para sólo los domingos respirar alegría y LIBERTAD, esa magia que se encarniza en los gritos de los soñadores y los postergados que ven en ese HOMBRE LOBO a alguien que solamente y puramente quiere regalarles un poquito de su pasión por una camiseta, la que nos ponemos todos sintiéndonos arte y parte de ese lugar en el mundo, de esa tierra prometida que no es otra cosa que nuestro “pueblito natal”. Perdíamos 1 a 0 con los forasteros que habían venido de la ciudad cercana, y todo parecía raro y sin explicación… entonces le dije a mi primo casi al oído, el HOMBRE LOBO se va a transformar… y así pasó… comenzó a sacar sus garras protectoras, sus piernas se hincharon y la mirada se hizo roja y furiosa, y su pecho empezó a latir con fuerzas y valor… y se adueñó de su presa más buscada, de su luna llena hecha de cascos de cueros gastados y corrió y corrió y corrió… y la ató a sus pies… a sus garras… y esquivó guerreros maliciosos y patadas que intentaban derribarlo como las balas plateadas con las que se mata a un lobizón… y siguió corriendo rumbo a la gloria del GOL… rumbo al estallido y los abrazos de todos… y fueron dos sus goles… y ganamos, y el sol volvió a entibiar, y el humo despertó el hambre una vez más, y los rostros arrugados sonrieron, y los niños saltaron, y los humildes fueron protegidos una semana más por su monstruo... por su HOMBRE LOBO DE CORAZÓN GRANDE.
Y la tarde de domingo se volvió rojiza, y los trashumantes volvieron a sus casas, y los ecos de los gritos se fundieron con los luceros lejanos, y el crujido del ripio se silenció con la helada que llegaba… y mi primo y yo volvimos felices y satisfechos… con una mueca que descubría una sonrisa de niños sorprendidos.
Mi primo permanecía en silencio mientras mi abuela (MAMA) calentaba un poco de buseca del mediodía… mientras el fogón entibiaba la pobreza y las manos temblorosas…
Luego de un silencio extenso mi primo solo me miró y escupió casi temerosamente un… GRACIAS POR HACERME CONOCER AL HOMBRE LOBO… a aquel terrenal personaje que se encendía cada domingo y nos hacía estallar el alma, a aquel que nos hacía delirar de pasión y sentimientos, a aquel protector de las alegrías, a aquel que se eternizó en los corazones que gritarán sus goles y sus rugidos simplemente por la eternidad… a aquel HOMBRE LOBO… del LOBO LIBERTAD….
En humilde homenaje al jugador más maravilloso que han visto de cerca nuestros ojos… a nuestro 10… inmenso Jorge López… y gracias por tanta magia…