En estas páginas ya hemos hablado de Ibrahim Olaf Miño Arabí, el joven oriundo de nuestra ciudad (nieto de Daniel Arabí, sobrino nieto de Marcos Arabí y de los hermanos Darío y Hugo Rovetta), quien desde hace algunos años transita con éxito los caminos del fútbol de divisiones inferiores con toda la ilusión de llegar a la primera de AFA. Ibrahim es categoría 2003 y está próximo a cumplir 18 años, vino a Villaguay para pasar las Fiestas junto a sus abuelos y familiares, por lo cual Diario EL PUEBLO aprovechó la oportunidad para entrevistar al potente delantero que integró el fútbol infantil del Club Sarmiento.
- ¿Cómo fue tu temporada 2020 en lo futbolístico?
- La verdad es que ha sido bastante difícil, porque creo que ningún jugador espera estar afuera de la cancha que no sea por una lesión. Esto de la pandemia fue totalmente inesperado por el mundo a nivel general y tratamos de llevarlo lo mejor posible. A partir de que arrancó la cuarentena empezamos a entrenar por Zoom y a fines de octubre recién pudimos volver a los entrenamientos en forma presencial pero tampoco podíamos tener competencia.
- ¿Cuándo arreglaste tu incorporación al Club Atlético River Plate?
- Mi llegada a River se dio en febrero de 2020, después de que tuve que irme de Rosario Central porque me dejaron sin el cupo de la pensión. Yo seguí entrenando con todo en los inicios de la temporada y gracias a Dios se dio esta posibilidad de venir a uno de los clubes más importantes de Argentina. Mi entrenador se llama Javier Alonso, quien es una gran persona, porque me hizo adaptar muy rápido al plantel, ante cada necesidad que tuve él estaba al pie del cañón. Me ha corregido varias cosas y me enseñó cómo hacerlas mejor.

- ¿Cuánto tiempo estuviste en Central y que rescatás de esta experiencia?
- Llegué al club en el 2015, me instalaron en la pensión en el 2016 y me terminé yendo a fines de 2019. Estar en Central fue una muy buena experiencia para mí, porque me desarrollé como jugador y aprendí muchas cosas, no sólo como futbolista sino también como persona. El hecho de compartir la pensión con chicos de diferentes lugares del país me ayudó muchísimo a crecer en lo personal, a comunicarme, hablando con ellos todo el tiempo, creando lazos de amistad muy fuertes. Y lógicamente que como futbolista se aprende un poco todos los días.
- ¿Quiénes fueron los técnicos que más te enseñaron en Rosario Central?
- El mejor que tuve para mí fue Eduardo Bustos Montoya. El “Tati” me enseñó muchas cosas porque en su etapa de jugador se desempeñaba en el mismo puesto que yo, como delantero centro, por lo cual me brindó una cantidad de consejos excelentes y me ha ayudado a crecer un montón. Además en lo personal me gusta entrenar, todos los días practico mucho tratando de perfeccionar la técnica en las distintas situaciones de juego, para cuando me toque tener la pelota en los pies poder resolver de la mejor manera. Creo que siempre se puede mejorar en algo, por ejemplo trato de pulir mi juego de espaldas al arco, porque hoy cuando los defensores van a chocar te matan, no te perdonan.
- Llegué al club en el 2015, me instalaron en la pensión en el 2016 y me terminé yendo a fines de 2019. Estar en Central fue una muy buena experiencia para mí, porque me desarrollé como jugador y aprendí muchas cosas, no sólo como futbolista sino también como persona. El hecho de compartir la pensión con chicos de diferentes lugares del país me ayudó muchísimo a crecer en lo personal, a comunicarme, hablando con ellos todo el tiempo, creando lazos de amistad muy fuertes. Y lógicamente que como futbolista se aprende un poco todos los días.
- ¿Quiénes fueron los técnicos que más te enseñaron en Rosario Central?
- El mejor que tuve para mí fue Eduardo Bustos Montoya. El “Tati” me enseñó muchas cosas porque en su etapa de jugador se desempeñaba en el mismo puesto que yo, como delantero centro, por lo cual me brindó una cantidad de consejos excelentes y me ha ayudado a crecer un montón. Además en lo personal me gusta entrenar, todos los días practico mucho tratando de perfeccionar la técnica en las distintas situaciones de juego, para cuando me toque tener la pelota en los pies poder resolver de la mejor manera. Creo que siempre se puede mejorar en algo, por ejemplo trato de pulir mi juego de espaldas al arco, porque hoy cuando los defensores van a chocar te matan, no te perdonan.
- ¿Te tocó desempeñarte como “alcanzapelotas” en partidos de la primera de Central?
- Sí, la verdad que fue increíble, es difícil explicar las sensaciones que te recorren la cabeza y el cuerpo. Tuve la suerte de estar en tres partidos: Primero contra Estudiantes de La Plata, luego con Defensa y Justicia y el último contra Colón de Santa Fe (justo después del clásico Central vs Newell´s por Copa Argentina, que se jugó en la cancha de Arsenal en Sarandí). El equipo había obtenido una gran victoria y se festejó mucho en el Gigante de Arroyito, que estaba lleno para ese partido ante Colón. La cancha explotó ese día y me encantó estar debajo de las bengalas, de las bombas que caían adentro de la cancha, la gente cantaba, sentí una emoción inexplicable.
- ¿Te dolió irte de Rosario Central?
- Sí, la verdad es que me dolió mucho, más que nada por la forma en que se dio. Hasta el día de hoy sigo creyendo que no merecía dejar el club así, porque había sido un año duro para mí. Tuve una lesión en el tobillo a fines del 2018 que discontinuó mis entrenamientos porque me sucedió cinco veces en forma consecutiva. Estaba un tiempo parado, hacía la rehabilitación, volvía a jugar porque pensaba que estaba recuperado y me volvía a doblar el tobillo. Nunca pensé que me iba a ir del club, porque me había enamorado de Rosario Central y hasta el día de hoy ese cariño por la institución sigue vigente en mi corazón y que creo que va a continuar para siempre. Para mí fue muy injusto porque no tuve malos rendimientos ni nada de eso, solamente estaba lesionado y me moría de las ganas por volver a jugar y entrenar con mis compañeros, pero la lesión me lo impedía.
- Sí, la verdad que fue increíble, es difícil explicar las sensaciones que te recorren la cabeza y el cuerpo. Tuve la suerte de estar en tres partidos: Primero contra Estudiantes de La Plata, luego con Defensa y Justicia y el último contra Colón de Santa Fe (justo después del clásico Central vs Newell´s por Copa Argentina, que se jugó en la cancha de Arsenal en Sarandí). El equipo había obtenido una gran victoria y se festejó mucho en el Gigante de Arroyito, que estaba lleno para ese partido ante Colón. La cancha explotó ese día y me encantó estar debajo de las bengalas, de las bombas que caían adentro de la cancha, la gente cantaba, sentí una emoción inexplicable.
- ¿Te dolió irte de Rosario Central?
- Sí, la verdad es que me dolió mucho, más que nada por la forma en que se dio. Hasta el día de hoy sigo creyendo que no merecía dejar el club así, porque había sido un año duro para mí. Tuve una lesión en el tobillo a fines del 2018 que discontinuó mis entrenamientos porque me sucedió cinco veces en forma consecutiva. Estaba un tiempo parado, hacía la rehabilitación, volvía a jugar porque pensaba que estaba recuperado y me volvía a doblar el tobillo. Nunca pensé que me iba a ir del club, porque me había enamorado de Rosario Central y hasta el día de hoy ese cariño por la institución sigue vigente en mi corazón y que creo que va a continuar para siempre. Para mí fue muy injusto porque no tuve malos rendimientos ni nada de eso, solamente estaba lesionado y me moría de las ganas por volver a jugar y entrenar con mis compañeros, pero la lesión me lo impedía.
- Cuando te veíamos con la camiseta de Sarmiento en el fútbol infantil, jugabas como volante por izquierda, aunque moviéndote por toda la cancha. ¿Cómo te fuiste metiendo en la piel de un centro delantero?
- Sí, sucede que tengo a mi papá como ejemplo, quien jugaba también como “número 9” y la verdad que él fue mi gran maestro, me ha enseñado casi todo lo que sé y una cantidad de secretos para jugar en esa posición. Recuerdo que desde que yo era chiquito, siempre en casa se sentaba junto a mí con un cuaderno para enseñarme los movimientos de por ejemplo tirar las diagonales o cómo me tenía que mover adentro del área, qué era lo mejor para mí. Después, adentro de la cancha me divertía porque todo lo que él me enseñaba me salía bien y para mí era una felicidad enorme. Entonces, cuando empecé a meter goles me comenzó a gustar la idea de jugar en esa posición. Lógicamente que no tengo el contacto permanente que tenía antes con la pelota pero me adapté bastante bien, porque cada uno tiene su función adentro de la cancha y tuve que entender que lo mío era estar en el área, convertir goles y darle un apoyo al compañero que se hace cargo de la pelota.
- ¿En qué división te fue mejor como delantero? ¿En cuál metiste más goles?
- No recuerdo bien si fue en la octava o novena división de Rosario Central, pero fue una época fantástica, en la cual en todos los partidos convertía al menos un gol. Era algo magnífico porque me sentía super bien y salía a la cancha muy confiado a jugar, sabiendo que algo bueno iba a hacer adentro de la cancha.
- Sí, sucede que tengo a mi papá como ejemplo, quien jugaba también como “número 9” y la verdad que él fue mi gran maestro, me ha enseñado casi todo lo que sé y una cantidad de secretos para jugar en esa posición. Recuerdo que desde que yo era chiquito, siempre en casa se sentaba junto a mí con un cuaderno para enseñarme los movimientos de por ejemplo tirar las diagonales o cómo me tenía que mover adentro del área, qué era lo mejor para mí. Después, adentro de la cancha me divertía porque todo lo que él me enseñaba me salía bien y para mí era una felicidad enorme. Entonces, cuando empecé a meter goles me comenzó a gustar la idea de jugar en esa posición. Lógicamente que no tengo el contacto permanente que tenía antes con la pelota pero me adapté bastante bien, porque cada uno tiene su función adentro de la cancha y tuve que entender que lo mío era estar en el área, convertir goles y darle un apoyo al compañero que se hace cargo de la pelota.
- ¿En qué división te fue mejor como delantero? ¿En cuál metiste más goles?
- No recuerdo bien si fue en la octava o novena división de Rosario Central, pero fue una época fantástica, en la cual en todos los partidos convertía al menos un gol. Era algo magnífico porque me sentía super bien y salía a la cancha muy confiado a jugar, sabiendo que algo bueno iba a hacer adentro de la cancha.
- River Plate es un club que utiliza muchos chicos de las inferiores para nutrir a la primera división ¿esto te genera expectativa a la hora de analizar el futuro?
- Por supuesto. Que un DT como Marcelo Gallardo mire permanentemente hacia abajo para ver qué jugadores del semillero lo pueden ayudar en la conformación del equipo de primera es un plus, porque te incentiva a querer mejorar cada día, a entrenar en forma más intensa porque sabés que en cualquier momento te puede llamar, hacerte subir y de esta manera tener la tan ansiada posibilidad de debutar en primera.
- Por supuesto. Que un DT como Marcelo Gallardo mire permanentemente hacia abajo para ver qué jugadores del semillero lo pueden ayudar en la conformación del equipo de primera es un plus, porque te incentiva a querer mejorar cada día, a entrenar en forma más intensa porque sabés que en cualquier momento te puede llamar, hacerte subir y de esta manera tener la tan ansiada posibilidad de debutar en primera.