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SI LLEGAMOS HASTA AQUÍ, NO ES PARA MORIR EN LA ORILLA. Por Beatriz Raijer (*)




El año 2020 está finalizando y el país recibe lo esperado: la vacuna.  Tiempos de interrogantes, de replanteos, de dudas y de algunas certezas. Lo cierto es que la población está dividida: los que apuestan a la vacuna y los que dudan.


Transcurrió un año intenso, no precisamente de alegrías, un año de confinamientos, de situaciones difíciles, en distintos planos: en lo económico, educacional, en lo vivencial de cada persona y como en todos los finales de año los balances se hacen presentes.

Los que estamos, llegamos hasta aquí y muchos se encuentran en uno de los términos que trabajó Borges, la palabra orilla que la definió como margen, límite, costa.

La palabra orilla reapareció en Borges en varios de sus cuentos: era un lugar impreciso, las orillas sugerían hacer andar la imaginación para tratar de definir en que lugar pararse. 



Las orillas de Borges estaban relacionadas a baldíos (Borges, Carriego y el Arrabal-1930) lugares sin los cuidados necesarios en los cuales en otras épocas por ahí entraban los virus. 

Pero esta pandemia no se desató en los baldíos, comenzó en países desarrollados, con edificios inteligentes, con avances tecnológicos, en lugares sofisticados que muchos conocen solamente a través de las postales.

Cuando comenzó a circular el virus, los interrogantes se multiplicaban, como así las teorías, algunas verosímiles y otras no tanto, pero recorrían el planeta a pasos agigantados.

Territorios que se volvieron extraños para sus propios habitantes, con medidas de cierre, con interrupción de vínculos, de clases presenciales, en donde la comunicación y los afectos eran a través de aparatos en donde la tecnología jugó un rol esencial.

El virus se transformó en un cohete, en una ola expansiva, que recorrió el planeta y dejó una estela indeleble en la humanidad.

Hoy la esperanza está depositada en la ciencia, área que ha sido desprotegida durante años en los presupuestos de los gobiernos.

La ciencia no tiene ideología, el tema no es el origen del país que proporcione la vacuna, lo importante es que se cumplan las fases establecidas y sean aprobadas por los organismos correspondientes.

Algunos países comenzaron una carrera maratónica para la aplicación de la vacuna, comenzando por el personal de salud y los mayores.

Tanto unos como otros han sido desprotegidos y no valorados lo suficiente en este año fatídico y tanto unos como otros en sus respectivas dimensiones ocupan un lugar prioritario.

El personal de salud, que deben ser respetados y valorados económicamente, por la ocupación en sí y por su juramento hipocrático para ocuparse de los pacientes.

Y los mayores, trasmisores de raíces, afectos y conocimientos, y que han sido desprotegidos al comienzo de la pandemia.

El año 2020 está concluyendo, se cierra un ciclo... ¿Realmente se cierra?

Cada uno de nosotros somos responsables de cuidarnos y cuidar a los otros.

Y en cuanto a la vacuna, si tanto se bregó por ella, no es para entrar en dilemas.

Si el planeta quiere salir de una de las situaciones críticas que ha afectado a la humanidad como lo es esta pandemia, la respuesta la tiene la ciencia.

Si llegamos hasta aquí no es para morir en la orilla.



(*) Psicóloga, profesora de Español como lengua extranjera
beatrirai654@gmail.com








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