EL MILAGRO ARGENTINO DEL PAPA JUAN PABLO I: LA NIÑA QUE IBA A MORIR Y SANÓ
El Vaticano reconoció como un milagro la curación inexplicable de una niña argentina que en 2011 se encontraba en estado vegetativo en la Fundación Favaloro. Tras ser desahuciada por los médicos, su madre empezó a rezar a Juan Pablo I y, de la noche a la mañana, la situación de Candela Giarda se revirtió totalmente.
En octubre del año pasado, Infobae presentó el trabajo de investigación de las periodistas Nunzia Locatelli y Cintia Suarez, que viajaron a Paraná para recoger el testimonio de las protagonistas del milagro que convierte al Papa Juan Pablo I en beato de la Iglesia Católica.
Un breve pontificado
Albino Luciani fue una estrella fugaz en la historia de la Iglesia Católica: por su muerte inesperada, ocupó el cargo de Papa por tan solo 33 días. Fue sepultado en medio de dudas y teorías conspirativas que aluden a la mafia italiana, la logia P2 y el Banco Vaticano. Hasta existe un mafioso que se adjudica su muerte y asegura haberla llevado a cabo por encargo de su tío, el cardenal Marcinkus. Lo cierto es que las desprolijidades en la comunicación del final del pontífice alimentaron los distintos rumores y sospechas. Sin embargo, desterrando cualquier tipo de conjetura, la versión oficial difundida por la periodista italiana Stefania Falasca, vicepostuladora de la causa de canonización del Papa Juan Pablo I, sostiene férreamente en su libro Papa Luciani, cronaca di una morte que la defunción se produjo por infarto agudo del miocardio.
En octubre del año pasado, Infobae presentó el trabajo de investigación de las periodistas Nunzia Locatelli y Cintia Suarez, que viajaron a Paraná para recoger el testimonio de las protagonistas del milagro que convierte al Papa Juan Pablo I en beato de la Iglesia Católica.
Un breve pontificado
Albino Luciani fue una estrella fugaz en la historia de la Iglesia Católica: por su muerte inesperada, ocupó el cargo de Papa por tan solo 33 días. Fue sepultado en medio de dudas y teorías conspirativas que aluden a la mafia italiana, la logia P2 y el Banco Vaticano. Hasta existe un mafioso que se adjudica su muerte y asegura haberla llevado a cabo por encargo de su tío, el cardenal Marcinkus. Lo cierto es que las desprolijidades en la comunicación del final del pontífice alimentaron los distintos rumores y sospechas. Sin embargo, desterrando cualquier tipo de conjetura, la versión oficial difundida por la periodista italiana Stefania Falasca, vicepostuladora de la causa de canonización del Papa Juan Pablo I, sostiene férreamente en su libro Papa Luciani, cronaca di una morte que la defunción se produjo por infarto agudo del miocardio.
El milagro que aprobó el Vaticano
En 2011, Candela Giarda viajó casi 500 km en ambulancia, desde su Paraná natal hasta la Fundación Favaloro. Tras padecer una encefalopatía grave, iba intubada. En este desdichado viaje, la acompañaban su mamá, un médico y una enfermera.
“Desde que llegamos a Favaloro, Cande empeoró en vez de mejorar. No tenía expectativas de vida. Hasta me llegaron a decir que volviera a Paraná para que muriera en mi casa”, recuerda Roxana, conmocionada y con lágrimas, en la cocina de su casa. Los especialistas le decían que, si acaso sobrevivía, la niña iba a quedar en estado vegetativo, ciega.
La intervención del Padre José
La noche más oscura y desesperante fue la del 22 de julio de 2011, cuando la doctora Gladys la abrazó y le dijo: “No podemos hacer nada más por ella. Cande se muere esta noche”. En ese momento, Roxana decidió pasar por la iglesia a la que siempre iba a rezar, la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, ubicada a metros de la clínica. Allí había conocido al Padre José Dabusti, quien la contenía en esos dramáticos días. “Aquella noche entré y le pedí que fuera a verla. Cuando se acercó a la cama de Cande, rezó y me indicó que pusiese las manos arriba de ella y se la encomendó al Papa Juan Pablo I”. Aunque no sabía nada acerca del Papa, Roxana confió en lo que le proponía el sacerdote y, sin dudarlo, se aferró a él sabiendo que era el último recurso. Se quedó sola al pie de la cama de su hija, esperando que transcurrieran las horas.
La noche más oscura y desesperante fue la del 22 de julio de 2011, cuando la doctora Gladys la abrazó y le dijo: “No podemos hacer nada más por ella. Cande se muere esta noche”. En ese momento, Roxana decidió pasar por la iglesia a la que siempre iba a rezar, la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, ubicada a metros de la clínica. Allí había conocido al Padre José Dabusti, quien la contenía en esos dramáticos días. “Aquella noche entré y le pedí que fuera a verla. Cuando se acercó a la cama de Cande, rezó y me indicó que pusiese las manos arriba de ella y se la encomendó al Papa Juan Pablo I”. Aunque no sabía nada acerca del Papa, Roxana confió en lo que le proponía el sacerdote y, sin dudarlo, se aferró a él sabiendo que era el último recurso. Se quedó sola al pie de la cama de su hija, esperando que transcurrieran las horas.
Con una gran sonrisa que ilumina su lindo rostro, Candela nos ofrece almorzar en su casa. Se la ve fresca y alegre. A sus 21 años, como muchos jóvenes, decide vivir el presente con la liviandad típica de esa edad. Nos cuenta muy orgullosa que cursa una tecnicatura en Seguridad e higiene animal en la universidad, a la vez que tiene un emprendimiento de venta de miel. Siempre está rodeada de sus perros Fausto y Peter. Este último, en especial, fue un bastión importante en el proceso de recuperación. Si bien la joven atribuye su sanación a la intercesión de Juan Pablo I, no tiene recuerdos de ese momento de su vida. Prefiere hablarnos de su pasión por el deporte y de la meticulosa dieta alimentaria que lleva día a día para cuidar su cuerpo y su salud. Atrás quedaron la medicación, las terapias y la rehabilitación: En la actualidad, Candela no toma ningún medicamento. Ha superado para siempre esa etapa dramática de su vida.
El Padre José le escribió una carta al Papa Francisco, en la que le contaba lo que había pasado. Se la envío a través de su hermano, que viajaba a Roma. “Mi hermano se la dio en mano. Un tiempo después, me llamaron a la parroquia desde el Vaticano. Era un obispo que me hablaba en italiano y me decía que tenía en sus manos el caso. Me dijo que hiciera un racconto de la historia y que además debía recopilar el material del caso. Desde Roma solicitaron la máxima precisión sobre la clínica y la epicrisis, con el detalle de la situación de salud de Candela, puntualmente de los cuatro días previos a que rezáramos a Juan Pablo I”, testimonia.
El exhaustivo proceso canónico siguió su curso. Una de las instancias fundamentales por las que pasó el milagro de Candela fue la de la Comisión Médica que, en este caso, dio una sentencia positiva unánime. En la siguiente instancia, los teólogos también dieron su veredicto positivo. Los cardenales, reunidos en Roma, también reafirmaron que se trata de un milagro. Por último, el Papa Francisco declaró con su firma a Juan Pablo I como beato de la Iglesia gracias a un milagro sucedido en un punto recóndito de la Argentina. Argentina, tierra de milagros. (Fuente: Infobae. Este artículo fue publicado orginalmente el 13 de octubre de 2021).